Análisis: los circuitos, velocidades y promedios

La mayor parte de los circuitos de la Fórmula 1 tienen un promedio de velocidad en vuelta rápida de 210 km/h. A ese ritmo más tres paradas en boxes, da un tiempo de carrera de 90 minutos, que hasta el momento la FIA ha considerado ideal. Pero si se trata de salirse de las normas, nadie lo logra más que Mónaco. Desde que facilitaron la entrada a la horquilla de la Rascasse, la velocidad promedio bajó notablemente hasta los 163,5 km/h de Lewis Hamilton en la pole de este año. Parece mucho si lo comparamos con la velocidad uno podría alcanzar con un típico auto de calle, pero con 750 caballos detrás esa cifra se torna ridícula.

Sobra decir que Monte Carlo es uno de los circuitos profesionales más lentos del mundo – el bicampeón Emerson Fittipaldi decía que correr en el Principado era como andar en bicicleta por el comedor de su casa. Nuestro querido callejero de Piriápolis y tal vez ninguno más son considerablemente más tortuosos. Tanto es así que la carrera no dura los 305 km estipulados en los demás Grandes Premios, sino 260. Aún así, rara vez se bajan de los 1:45 de competencia.

Si usted sigue habitualmente la Fórmula 1, tal vez recordará que los circuitos más lentos del calendario aparte de Mónaco son Singapur y Hungaroring. La ciudad-estado asiática y sus 23 curvas oficiales desbancaron en 2008 a Hungría como escolta en esta clasificación. Fernando Alonso consiguió la pole el año pasado con un promedio de velocidad de 173,3 km/h en la Marina Bay, contra 200,2 km/h que el español necesitó en el trazado de Budapest. La diferencia hubiese sido menos abultada antes de que la recta principal y una de las rectas opuestas de Hungría se extendieran en 2003, lo que se hizo intentando permitir sobrepasos. La próxima semana veremos si los alerones móviles funcionan.

¿Y qué circuitos los siguen? Si dijo Valencia porque es un callejero, acertó a medias, porque hay empate técnico con Abu Dhabi a 201,2 km/h. Vale decir que la comparación es con años distintos; si habilitan el alerón móvil en las dos rectas larguísimas del circuito emiratí, podrán desmarcarse de los mediterráneos. Luego están el otro circuito español, Montmeló con sus 206,9 km/h de este año, y nuestra cita del próximo sábado, Nürburgring, donde en 2009 la pole fue a 200,9 km/h y seguramente este año los bólidos más evolucionados girarán a mayor velocidad.

Del otro lado del velocímetro, Monza es la catedral de los radares descontrolados. Cuando los Fórmula 1 llevaban motores V10 de 3,0 litros, los pilotos superaban los 360 km/h de velocidad punta. Hoy van bastante más lento, pero de todas maneras los 254,4 km/h de Alonso en 2010 lo ponen bastante cerca de los 275 km/h de promedio que la IndyCar alcanza en el óvalo de Milwaukee, que en su milla tiene dos curvas ligeramente peraltadas contra tres chicanas y tres frenadas más para el circuito italiano. Recordemos que la Fórmula 1 supo correr en el peralte de Monza en cuatro ocasiones, la última de ellas hace medio siglo, cuando Phil Hill completó en primer lugar con una Ferrari 43 vueltas de 10 km a un promedio de unos escalofriantes 209 km/h.

Los nostálgicos recordarán el viejo Hockenheim y sus los 250,4 km/h de 2001 y más atrás los escandalosos 259,0 km/h de Silverstone allá por 1985. Ambos circuitos se volvieron más retorcidos con el pasar de los años, en busca de seguridad y de velocidades más compatibles con los deseos de los patrocinadores instalados sobre la carrocería de los monoplazas. Los 234,6 km/h marcados en el trazado británico este año y los 223,1 km/h del alemán el año pasado parecen insignificantes en comparación con sí mismos, pero permanecen en la élite dentro de la Fórmula 1.

Otro circuito de alta velocidad que mutó considerablemente fue el de Spa-Francorchamps. Hoy pasan de los 7 kilómetros por apenas 4 metros, la mitad que cuatro décadas atrás. Curiosamente, la velocidad promedio se mantuvo inalterada. Si en 2010 la pole fue a 238,4 km/h, sería interesante saber a cuánto girarían los autos actuales en el viejo circuito. Los otros sitios de alta velocidad son Suzuka, con 230,3 km/h en 2011; Melbourne con 228,6 km/h; y el reciente Estambul con 225,9 km/h.

Si las velocidades promedio está muy igualadas, las longitudes también. Los seis más cortos son Mónaco con 3,34 km, Interlagos con 4,31, Montreal con 4,36, Hungaroring con 4,38, Hockenheim con 4,57 y Montmeló con 4,66. Los demás, con excepción del ya mencionado Spa-Francorchamps, miden entre 5 y 6 km de largo. Todos los circuitos firmados por Hermann Tilke están dentro de ese rango, incluido el de Buddh en la India que se estrena en octubre y el texano de Austin en año próximo.

Otra comparación interesante es de los tiempos de vuelta. En las década de 1990, la vuelta que llevaba más tiempo era la de Spa-Francorchamps, como consecuencia de su gran longitud y su velocidad menor que la de Hockenheim, el otro circuito de más de 6 km. En 2008 y 2009, Singapur disputó cabeza a cabeza el título con el trazado belga. En 2010 hubo una sorpresa: Bahréin optó por un trazado más largo que subió la apuesta hasta unos 1’54. La carrera fue tan aburrida que para 2012 se volverá al trazado habitual. Así, este año Spa y Singapur verán quién baja más el 1’45 del año pasado.

Luego los siguen Abu Dhabi y Valencia, que rondan el 1’40, y Corea y Shanghai, que superan claramente el 1’30. Esta comparación es con circuito seco, porque en el sudeste asiático y en Spa la lluvia siempre es una amenaza. Esos tiempos parecen de juguete frente al 7’07 que marcó Niki Lauda en clasificación del Gran Premio de Alemania de 1976 en el Nürburgring Nordschleife antes de chocar y casi perder la vida, y más aún con los 9’17 que Juan Manuel Fangio marcó en carrera en la mítica carrera de 1957.

Donde menos tarda un Fórmula 1 actual en completar una vuelta es en Hockenheim, Mónaco, Interlagos y Montreal, donde se puede bajar del 1’15. El podio era completamente distinto nueve años atrás. Los tres circuitos con menor tiempo de vuelta en 2002 fueron el austríaco A1-Ring con 1’08, el de Indianápolis con 1’11 y el francés Magny-Cours con 1’12. Los tres eran ligeramente más cortos que Interlagos.

Sin embargo, si se trata de circuitos cortos, hay que mirar en Estados Unidos. Cuatro de los callejeros de la IndyCar no pasan de los 3,2 km, lo que permite carreras de 85 o incluso 100 vuelta. Duran los mismos 90 a 120 minutos que la Fórmula 1, pero permiten a los espectadores vivar la pasada de su piloto frente a la tribuna más veces y disfrutar de más intentos (y fracasos) de sobrepasos.

Por ejemplo, el callejero de Toronto mide 2,9 km y la semana pasada el australiano Will Power hizo la pole en 59,6 segundos. Hasta el año pasado, el aeropuerto canadiense de Edmonton tenía un circuito de 3,17 km que se giraba en 61 segundos. El próximo fin de semana, el aeropuerto canadiense estrenará un trazado nuevo de 4,1 km, con tres rectas larguísimas que podrán hacerlo muy veloz, y por otra parte tanto o más entretenido que el de Toronto.

Ignacio Bettosini

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