Curiosidad: un automóvil hecho con piezas de aviones

Durante este mes se celebrará una subasta de autos clásicos a cargo de la casa Barrett-Jackson, en donde se encontrarán piezas únicas, como la que le mostraremos a continuación.

Sinceramente nunca había escuchado de este auto. Registrado en 1917, su chasis está firmado como un Crow Lakester, pero su carrocería es bastante posterior.

La misma está confeccionada con un tanque de combustible externo de un Lockheed Super Constellation de la década de los 50, un avión de pasajeros que pasó a la historia como uno de los más hermosos y lujosos jamás construidos.

Connie era el apodo del avión, y en este caso, su tanque de combustible sufrió una apertura en la parte superior para albergar a los ocupantes del vehículo, y fue decorado con un emblema similar al usado por la USAF (Fuerza Aérea de los EE.UU) por aquel entonces.

El volante no reniega de su origen.

Este auto, por así llamarlo, equipa un motor 1.8 HEMI de cuatro cilindros turbo, pero no tenemos más datos al respecto.

El interior también está realizado con injertos de aviones. El volante es el timón de un Aero Commander , un avión civil de 1948.

Como no hay mucho espacio hacia los lados, el conductor y su acompañante viajan en tándem, como si de un avión de combate se tratase, y descansan sus cuerpos en asientos que pertenecieron a un Lockheed P2 Neptune, un avión de patrulla marítima de fines de los 40.

La última extravagancia del modelo la da su instrumentación, que en  vez de medir la velocidad en km/h o mp/h, lo hace mensurando la velocidad del aire en nudos, tal como lo realiza un avión. Para ello se sirve de un tubo Pitot, elemento que a todos los que alguna vez armamos un modelo a escala, problemas nos trajo.

En fin, vale la pena echarle un vistazo.

Hebert Paguas

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