Fineses, piel de cordero y mandíbulas de yacaré

Jari

Siempre ha sido así con los finlandeses que han hecho del Rally casi el deporte nacional. Críados en nieve y hielo, son maestros del derrape controlado, del “péndulo” así sea para doblar a 180, y todos tienen una característica compartida: ese look intelectual, casi de monaguillos, hasta que con el casco puesto y detrás del volante se convierten en el mismo diablo.

Conocí a varios bien de cerca: Hannu Mikkola, Henri Toivonen, Markku Alen, Henri Toivonen, Juha Kankkunen, Timo Salonen y Ari Vatanen, con quien hablé para contratarle -por encargo de El País- para la Copa de Oro Texaco de 1982, pero se excusó recomendando a “un piloto que es espectáculo garantizado…” Se refería a Pentii Airikkala, quien llegó a Carrasco con sus lentes de buen aumento y su pinta de grandote inocentón, con sólo un par de días para conocerse con su copiloto, Gregorio Assadourian, y con su Ford Escort Grupo 1, del equipo de Federico West. Llegué a pensar en que le habíamos errado y que los nuestros lo iban a matar a palos…

Pero no, largó y fue líder de inmediato hasta que un problema de caja lo dejó afuera en el segundo día. Eso, dejando como souvenir del día anterior un tramo dónde le llegó a sacar un segundo por kilómetro a su escolta…

“El que corre con miedo, no corre…” fue una de las frases que también dejó y que hoy recordé al ver a su compatriota Jari Matti Latvala, ganando el Rally de Suecia por cuarta vez (con Ford, Volkswagen y ahora con Toyota). Y pensar que en Noviembre, Jarii Matti estaba desempleado tras anunciarse sorpresivamente el retiro de VW de la especialidad.

Toyota se movió rápido y bien. Especialmente su Jefe de equipo, otro finés multilaureado: Tommi Makinen, tetracampeón y anteriormente rival de nuestro Gustavo Trelles en el Grupo “N”. Velocísimo pero inconsistente, Latvala ha probado ser la elección correcta, si uno acepta que será difícil inculcarle mesura en su manejo.

Es que hoy lo volvió a arriesgar todo, cuando yo me juraba -antes del Power Stage- que con 20 segundos de ventaja, Jari Matti iba a administrar. Se estaba jugando la primera victoria de Toyota desde aquella de Didier Auriol en China, en 1999. Un pequeño error y los dos Ford, Tanak y Ogier, estarían celebrando la segunda consecutiva del óvalo, tras Monte Carlo. (sigue).

Magnífica foto de @arfonjones del Toyota Yaris WRC en manos de Jari Matti Latvala y volando en "Colins Crest".

Magnífica foto de @arfonjones del Toyota Yaris WRC en manos de Jari Matti Latvala y volando en “Colins Crest”.

Pero Latvala, junto a su copi de siempre, Mika Antiila, tenían una idea fija: ganar el Power Stage y los cinco puntos extra, para también pasar al frente en el Campeonato. Y se la jugaron y lo ganaron nomás, en tanto unos cuantos Samurai guardaban sus espadas en las fundas. No deberían matarlo, pues todo terminó en un muy celebrado podio. Bueno, celebrado a la finlandesa, es decir alguna tibia sonrisa, los brazos en alto y a otra cosa….estilo Kimi en la F1.

A sus 31 años, este  hijo de un Campeón del Grupo “N” de Finlandia de 1994,  sumó su décimo sexta victoria desde que comenzó a correr en el Mundial -había debutado en 2002- con un Ford del equipo Stobart en el 2006.

Y pensar que justamente su primera victoria fue en este mismo Rally de Suecia, en 2008, estableciendo el récord del ganador mas joven del WRC con sus 22 años. Hoy ya tiene tres sub Campeonatos y ahora comanda el de 2017, reinventándose en el Toyota Gazoo Team,  que al parecer le ofrece un auto como para volver a pelear por el sueño del título.

Bueno, no es casual, a fin de cuentas ¿porqué que razones hablaríamos de Finlandia en Uruguay? Sí, las papeleras pero también por sus pilotos de Rally, esos con piel de cordero y mandíbulas de yacaré…

 

 

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