El 22 de mayo de 1982, los Renault Turbo de Alain Prost y René Arnoux largaban como grandes favoritos en el Principado. Arnoux dominó con solvencia las primeras quince vueltas, hasta que su motor se rompió. Entonces Prost capturó el liderazgo y mantuvo un ritmo adecuado hasta que una llovizna vino a trastocar todo en las últimas diez vueltas.
Los Comisarios Deportivos se plantearon detener la carrera y declarar ganador al Renault, pero el propio Prost hizo señas desde su carro avisando que todo estaba bien, por cual se decidió esperar el final reglamentario en vez de crear suspicacias de tipo político por anticipar el triunfo unos diez minutos. Pero en la antepenúltima vuelta, Prost no pudo controlar su auto y chocó violentamente en la chicana del puerto.
Lo ocurrido en los tres últimos giros no tiene parangón en la historia de la F1: Riccardo Patrese (Brabham Ford) tomó la punta pero hizo un trompo una vuelta más tarde, en la horquilla. Fue empujado por los comisarios y logró reencender su motor aprovechando la bajada hacia el túnel, pero eso bastó para ser superado por Didier Pironi (Ferrari), Andrea De Césaris (Alfa Romeo) y Derek Daly (Williams).
En el transcurso de la última vuelta, Pironi comenzó a quedarse sin nafta y su Ferrari se apagó en el túnel, a media vuelta del fin. De Césaris le relevó, pero no llegó mucho más allá. Entonces Daly tomó la punta, pero al esquivar el carro de Prost golpeó el muro perdiendo su alerón trasero y dañando su caja de cambios, que dejó de funcionar a falta de pocas curvas.
Patrese no pudo ver a la Ferrari accidentada en el túnel, ni al Alfa Romeo parado más adelante. Sí vió a Daly parado en la última curva, pero solo supo que había ganado al bajar del auto y hablar con sus mecánicos. Fue su primer triunfo en F-1 tras 72 intentos.
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