Nostalgia sobre ruedas: ocurrió en 1953

El domingo 25 de agosto, los uruguayos celebraremos la Noche de la Nostalgia para recordar lo mejor de los tiempos pasados. Por eso comenzamos con este artículo para retroceder 60 años en el tiempo.

Corría 1953, cuando Elvis Presley grababa sus primeros sencillos en la ciudad de Memphis. Frank Sinatra aparecía en la película bélica “De aquí a la eternidad”, para luego obtener el Oscar a mejor actor de reparto.

Pero cambiemos de banda sonora y disfrutemos del bramido de los bólidos italianos, británicos, franceses y estadounidenses.

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Juan Manuel Fangio y el "Cabezón" González, grandes figuras de la F1 de 1953.

El Campeonato Mundial de Pilotos de la FIA continuó siendo válido para automóviles de Fórmula 2, en vez de Fórmula 1. La primera fecha fue el Gran Premio de la Argentina, disputado en el autódromo de Buenos Aires inaugurado el año anterior, y que por primera vez era puntuable. Entre los participantes figuraban los locales Juan Manuel Fangio, Oscar Alfredo Gálvez y José Froilán González con Maserati, además de los principales pilotos europeos con Ferrari, Gordini y Cooper.

La carrera, disputada el 18 de enero, terminó en 1-2 de Alberto Ascari y Luigi Villoresi para Ferrari. El público desbordó el autódromo de Buenos Aires, al punto que uno ingresó a la pista en plena carrera. Giuseppe Farina se despistó para evitarlo, pero terminó embistiendo fatalmente a 13 personas.

Ascari ganó cuatro carreras más en 1953 y se coronó campeón, en tanto que Fangio fue subcampeón con un triunfo y dos segundos puestos. Nino Farina y Mike Hawthorn fueron los restantes ganadores, y terminaron tercero y cuarto en la general.

No hubo Gran Premio de Mónaco, aunque sí se celebraron los Grandes Premios de Alemania, Gran Bretaña, Italia y Bélgica como hoy en día. Los trazados eran completamente distintos a los actuales: Silverstone consistía en ocho curvas de alta velocidad, Monza tenía una doble curva en lugar de la Parabólica, Spa-Francorchamps medía unos 14 km, y Nürburgring incluía el tortuoso Nordschleife para rozar los 23 km.

Otros tres países europeos tenían carrera: Holanda en Zandvoort, Francia en Reims-Gueux, y Suiza en Bremgarten. A esto hay que agregar decenas de pruebas no puntuables de F1 y F2, contando entre los circuitos utilizados al Avus de Alemania, Montlhéry y Pau en Francia, Dundrod en la Isla de Man, y Goodwood en Inglaterra.

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Bill Vukovich, ganador en aquel año de Indianápolis.

La carrera restante del Campeonato Mundial de Pilotos de 1953 fue las 500 Millas de Indianápolis, disputada en el mítico óvalo estadounidense, que aún tenía secciones de pista recubiertas de ladrillos. Todos los competidores eran estadounidenses, y utilizaban en su mayoría chasis Kurtis Kraft y motores Offenhauser.

Bill Vukovich -al que le decían “el ruso loco” para enojo de él, que era de ascendencia serbia- ganó la prueba prácticamente de punta a punta. Marcó la pole a unos respetables 222 km/h de promedio.

Las 500 Millas de Indianápolis de 1953 fue la fecha inaugural del Campeonato Nacional de la AAA. La semana siguiente fue el turno de Milwaukee, corrida en junio como hoy, pero que era un óvalo de tierra al igual que los demás del certamen. La única excepción era la carrera de montaña de Pikes Peak, precisamente la que venció Sébastien Loeb hace pocas semanas. En este caso, el triunfador fue Louis Unser, tío de Bobby y Al Unser.

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Ferrari ganó tres carreras y ganó el título en el Mundial de Resistencia.

En 1953 se corrió la primera edición del Campeonato Mundial de Resistencia. Sus siete carreras resumían los mayores desafíos motorizados que uno pudiera imaginar: las 24 Horas de Le Mans, las 24 Horas de Spa, las 12 Horas de Sebring, la Mille Miglia de Brescia, los 1000 km de Nurburgring, el Trofeo de Turistas del RAC en la Isla de Man, y la Carrera Panamericana en México.

Ferrari ganó tres carreras y logró el título, pero Jaguar triunfó en Le Mans gracias a los novedosos frenos de disco, que ahorraban mucho tiempo en las largas frenadas. Los ya mencionados Fangio, Ascari, Farina y Hawthorn figuraron entre los vencedores en el campeonato.

Otro certamen nació en 1953: el Campeonato Europeo de Rally, que inicialmente carecía de equipos oficiales. No obstante, ya incluía a Monte Carlo y comprendía además al Lieja-Roma-Lieja, un rally también conocida apropiadamente como la Maratón de la Ruta y que luego se convertiría en las 84 Horas de Nürburgring.

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La Nascar Grand National era en 1953 un deporte peculiar del sur de Estados Unidos. El calendario de la Nascar consistía en 37 carreras, casi todas en óvalos de tierra. Herb Thomas largó todas y ganó 12, logrando el título frente a Lee Petty, eventual tricampeón y padre de Richard Petty, siete veces campeón y hoy dueño de equipo.

Hace ya varias décadas que Daytona albergaba carreras en febrero, pero el óvalo vino pocos años después. En 1953 se utilizaba todavía el antiguo circuito playero, compuesto por la ruta y las arenas de la costa. La pole position fue de 185 km/h, nada mal para un auto estándar.

Darlington ya tenía sus 500 Millas, donde participaron nada menos que 59 automóviles apretujados en 2.200 metros de cuerda, y los neumáticos reventaban frecuentemente.

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La posguerra dejó un reguero de aeródromos por toda Europa, permitiendo que los tuercas empezaran a despuntar el vicio lejos de las rutas. A lo largo de la década de 1950, varios de los aeródromos se fueron transformando en circuitos permanentes.

También aparecieron autódromos legendarios tales como Imola, Watkins Glen, Laguna Seca y Road America, caracterizados por sus desniveles y peraltes creados a mano.

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Para cerrar esta nota, recordamos que en la década de 1950 Uruguay albergaba carreras de Fuerza Libre y autos sport, con la participación de Juan Manual Fangio, José Froilán González, y leyendas nuestras como Asdrúbal “Pocho” Fontes, Óscar “Bocha” Gonzalez, Alberto Uría y Eitel Cantoni. En 1952 se inauguró el autódromo de Punta Fría, y en 1956 nuestro querido autódromo de El Pinar. En 1957 se corrió por primera vez las 6 Horas de El Pinar.

Queridos lectores, aprovechen la sección de comentarios para compartir anécdotas de la década de 1950.

Ignacio Bettosini

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