¿Un deportivo que puede recorrer 500 kilómetros sin consumir ni una sola gota de combustible y, además, conserva la máxima potencia? Porsche habla del futuro a través de su “Mission E”.
Con este prototipo, Porsche muestra cómo podría ser el primer deportivo puramente eléctrico de la historia de la marca y cómo se mantiene fiel a todos y cada uno de los principios que hacen que un Porsche sea un Porsche en cuanto a potencia y eficiencia, dinámica de conducción y funcionalidad, gracias a una tecnología revolucionaria. En otras palabras: el Mission E es el 911 entre los coches eléctricos y no tiene una sola misión, sino muchas.
Misión Potencia
Es un deportivo. Pero es distinto: el sistema propulsor es completamente nuevo y, aun así, típico de Porsche. Dos motores síncronizados similares a los utilizados por el ganador de Le Mans, el 919 Hybrid, aceleran el vehículo y recuperan energía con el frenado. Uno propulsa el eje trasero, y el otro, el delantero. En conjunto consiguen una potencia de más 600 HP y disparan al Mission E de 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos y a 200 km/h en menos de 12.
Misión Satisfacción
El Mission E tiene una óptima distribución del peso y un bajo centro de gravedad. La batería está situada en bien abajo, por lo que el centro de gravedad queda muy cerca del suelo y mejora la dinámica transversal. El peso está distribuido homogéneamente entre los ejes delantero y trasero, consiguiendo así un excelente equilibrio. De esta forma, la tracción total a demanda, controlada por el «PorscheTorque Vectoring», puede desplegar todas sus ventajas y aplicar la fuerza propulsora adaptándola a la dinámica de conducción y a la adherencia de los neumáticos, con llantas de 21 pulgadas delante y 22 detrás. Como el 911 GT3 y el 911 Turbo, cuenta con un sistema de dirección a las cuatro ruedas que le permite tomar las curvas con mayor rapidez y precisión y realizar a gran velocidad cambios de carril con más estabilidad.
Misión Funcionalidad
El tema más trascendente de la electromovilidad son los llamados tiempos de carga y el rango de autonomía. Con el Mission E, Porsche se adentra en nuevos terrenos y duplica la tensión habitual de 400 voltios de otros eléctricos hasta los 800 voltios. El resultado son tiempos de carga más cortos y un peso menor, ya que para transportar la energía son suficientes unos ligeros cables de cobre con una sección transversal reducida. La batería de iones de litio está dimensionada de tal forma que permite recorrer 500 kilómetros con una sola carga. Para la carga subsiguiente, un cuarto de hora basta para realizar otros 400 kilómetros.
Porsche lo denomina «turbo charging». Ya hay planes concretos para permitir 800 voltios en las estaciones de carga de las autopistas alemanas. El Mission E también se las arregla con menos. Así, se puede cargar conectando el vehículo a una estación de recarga rápida convencional de 400 voltios o cómodamente en el garaje de una casa, estacionándolo sobre una bobina de inducción instalada en el suelo que transfiere la energía a su pieza opuesta sin necesidad de cable alguno.
Misión Diseño
“Apasionantemente distinto, genuinamente clásico“. Ni un solo milímetro, ni una sola línea que no transmitan el mensaje inequívoco de que se trata de un Porsche. La figura de un sedán deportivo con los atributos de los bólidos de Zuffenhausen.
Y con innovaciones que saltan a la vista, como la aerodinámica integrada. Las marcadas entradas y salidas de aire en el frontal, los laterales y la zaga caracterizan la carrocería, que se encuentra completamente bajo la acción del aire. También un deportivo eléctrico necesita una refrigeración inteligente de los motores, la batería y el sistema electrónico. Las guías de aire integradas mejoran la aerodinámica de las ruedas, y las salidas laterales reducen la sobrepresión en los pasos de rueda y, con ello, la fuerza ascensional. Tal como reza ese principio que ya es tradición en Porsche: “form follows function”, la forma sigue a la función.
Los rasgos más clásicos del Mission E están inspirados en coches de leyenda. El frontal en forma de flecha recuerda al del 918 Spyder y tiene reminiscencias de las proporciones de otros célebres coches de la marca. Los pronunciados guardabarros delanteros, la forma sumamente plana del capó y la línea de la ventanilla lateral son rasgos heredados del 911. También tiene la misma ancha y marcada hendidura del 911 GT3 RS, que se extiende desde el amplio capó hasta el techo.
En cuanto a los elementos que lo hacen diferente, en primer lugar están los nuevos faros LED Matrix con el típico diseño de cuatro puntos que flotan en la entrada de aire. En medio, un sensor plano para los sistemas de asistencia cuyo borde actúa como intermitente. Ningún retrovisor exterior interrumpe la armonía de las formas planas, pues han sido sustituidos por discretas cámaras instaladas en los laterales. Cosas del futuro. Incluso las manijas de las cuatro puertas de apertura se integran perfectamente en el exterior del vehículo. En la zaga, de lado a lado entre los anchos guardabarros traseros, se extiende un arco de luz con las letras de Porsche iluminadas en rojo sobre un elemento negro de cristal.
Misión Cuadro de mandos
En este Porsche del mañana el elemento principal sigue siendo el conductor. A él se adecúan todas las decisiones. Incluso las cinco esferas (representadas virtualmente con tecnología OLED) se sitúan sobre una pantalla plana e independiente y siguen los movimientos del conductor mediante el llamado efecto paralaje (si sube o baja el asiento o se inclina hacia un lado, por ejemplo). De esta forma se evita que alguna información importante pueda quedar oculta tras el volante. Pero aún hay más: el sistema de seguimiento ocular o “eye tracking” reconoce mediante una cámara a qué instrumento está mirando el conductor y éste puede, con solo pulsar una tecla en el volante, seleccionar el menú correspondiente y navegar por él. Asimismo, el Mission E cuenta con un detector del grado de satisfacción al volante, de forma que reconoce en la expresión de la cara del conductor su estado de ánimo y la reproduce en forma de emoticon.
Todo el instrumental es un compendio de ideas. Inspirado en la distribución del cuadro de mandos del 911 clásico, la ancha pantalla holográfica espera a ser despertada con un gesto de la mano. Piloto y acompañante pueden controlar así funciones como la radio, la navegación, el climatizador, el teléfono o aplicaciones específicas del vehículo sin establecer contacto táctil alguno; es decir, única y exclusivamente mediante gestos intuitivos. Además, el Mission E puede configurarse desde el exterior mediante la aplicación «Porsche Car Connect». Con la ayuda de los servicios «over the air» y remotos se puede ampliar el volumen de funciones del vehículo de la noche a la mañana, como quien dice. Para añadir nuevas funciones al sistema de infotainment o configuraciones del motor o el chasis, basta con actualizarlas a través del módulo de datos de alta velocidad integrado utilizando un smartphone o una tablet.
Como se ve, en este caso el futuro tiene muy buena pinta.
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