Aston Martin dió a conocer en las últimas horas a su nueva estrella, el DBS Superleggera 2019, resurrección de dos denominaciones históricas y un evidente salto en prestaciones para el DB11.
Hablamos del nuevo tope para la gama de la marca inglesa, con la variante más deportiva y liviana del DB11, con el que comparte la estructura de aluminio, aunque en este caso se recurre a la fibra de carbono para los paneles de la carrocería con el objetivo de reducir el peso en 72 kilos con respecto al DB11, lo que supone un peso total de 1.700 kilos.
El corazón de este Aston Martin es un propulsor V12, biturbo, nafta, de 5,2 litros, que desarrolla 725 HP y 900 Nm de par máximo, disponibles entre 1.800 y 5.000 rpm. Para conseguir un reparto de pesos del 51% en el eje delantero y el 49% en el trasero, el motor se ha situado detrás del habitáculo, tan bajo como ha sido posible, para rebajar también el centro de gravedad.
La encargada de transmitir la potencia a las ruedas traseras es una transmisión automática con convertidor de par, de ocho velocidades, desarrollada por ZF, que se combina con un diferencial de “deslizamiento limitado”, controlado electrónicamente.
¿Sus prestaciones? Este Aston Martin es capaz de alcanzar el 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, mientras se declaran 340 km/h de velocidad máxima, limitada electrónicamente. En cuanto a los frenos son carbocerámicos.
Aston Martin ha cuidado el confort y eso queda reflejado en el equipamiento de serie, que incluye elementos como un sistema de visión periférica, el navegador y un sistema de infoentretenimiento con Bluetooth.
“El DBS Superleggera 2019 no solo supone el regreso de un gran nombre para Aston Martin, también implica el retorno de la marca al segmento de los GT más potentes“, ha asegurado Andy Palmer, CEO de la compañía.