Esto es lo que dice la Wikipedia sobre la fuerza G: la fuerza G es una medida de fuerza, una medida intuitiva de aceleración. Está basada en la aceleración que produciría la gravedad en un objeto cualquiera en condiciones ideales (sin atmósfera u otro rozamiento). Una aceleración de 1G es generalmente considerado como igual a la gravedad estándar, que es de 9.80665 metros por segundo cuadrado (m/s2).
Entonces, y como se dice habitualmente, para tener una mínima idea de lo que hace la fuerza G sobre el cuerpo, hay que multiplicar nuestro peso en balanza por el número de fuerza G, para obtener un estimado. Si pesamos 80 kg, y sufrimos 5G, nuestro cuerpo pasará a pesar 400 kg.
El cuerpo humano puede soportar la fuerza G pero por períodos cortos de tiempo, pudiendo resistir picos muy grandes, en escaso tiempo. Cuando la fuerza G es mantenida, las causas comienzan a notarse. Ello puede suceder, por ejemplo, en aviones de combate, si se exige demasiado un viraje, o en centrifugadoras humanas, construidas para pruebas y entrenamiento de dichos pilotos.
Lo primero que se pierde es la visión, pues al corazón no le da la capacidad de bombeo para mandar suficiente sangre oxigenada al cerebro, y los ojos necesitan mucho oxígeno. Por eso aparece la visión de túnel, la pérdida de la visión, y si se sigue sosteniendo la fuerza G, el desmayo.
¿Recuerda el accidente de Robert Kubica en Canadá de 2007? Allí el polaco sufrió un pico de 75 G durante un milisegundo, pero pudo salir ileso de la situación.
Ahora bien, si comparamos un avión de caza con un auto deportivo de calle, con estudios en el cerebro, la parte estimulada es la misma, aunque apenas menos. Al menos es lo que demostró Porsche en su experimento, a modo de aviso publicitario.
En él, el nuevo Porsche 911 GT3 se mide ante un avión de combate, con un pasajero que prueba ambas aceleraciones, con sensores en su cabeza. el resultado, son las imágenes cerebrales en el video mostradas.
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