De Enzo Ferrari los creemos saber todo, pero hay un capítulo trágico en su vida, del que poco se conoce: el fallecimiento de su hijo, Alfredino “Dino” Ferrari, el único hijo legítimo de Don Enzo que murió muy joven, el 30 de Junio de 1956, de distrofia muscular. A partir de ello, hecho por pocos notado, es que Ferrari comenzó a utilizar lentes oscuros, una muy particular forma de luto….
“Dino” era el señalado para ser el sucesor de Don Enzo, y por ello se le envió a formarse en la Escuela de Ingeniería de Suiza, y e inmediato se le encargó la creación de los motores V6 que la marca comenzó a utilizar a mediados del siglo pasado. Esto en gran parte debido a la insistencia de Dino y del Ingeniero Vittorio para crear una línea de autos, de calle y competición, equipados con estos motores así como con los V8.
A Jano se le reconocía como el “padre del automovilismo italiano dela época” tras haber llevado a la gloria a Alfa Romeo entre 1920 y 1930.
Pero “Dino”, aquejado por la cruel enfermedad no llegó a ver en funcionamiento a los motores y los autos que pensó, aunque desde el mismo Hospital, siguió supervisando el proyecto, mientras pudo.
Poco después de su muerte fue creado el emblema “Dino”, enfocado en los deportivos más accesibles, equipados con aquellos motores V6 y V8 ideados por el joven Ferrari y desarrollados por Jano, que además comenzaron a ser clave en el terreno deportivo. El primer gran logro fue en 1960 cuando Mike Hawthorn consiguió el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 sobre un monoplaza 256. Hawthorn fue el primer Campeón Británico de la máxima categoría, con sólo una victoria, seis segundos puestos y un tercero. Fue su Vice nada menos que Stirling Moss.
Dino fue luego la marca que Ferrari utilizó para designar a los modelos deportivos de transmisión trasera, creados desde 1968 hasta 1976.
La nomenclatura usada en aquella gama resumía la cilindrada del motor y la cantidad de cilindros: el Dino 246, por ejemplo, un deportivo con motor de 2.4 litros y 6 cilindros, fue el primero en ser producido a gran escala. Y aún hoy es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores deportivos de todos los tiempos.
Al 246 Dino le decían la “mini Testa Rossa”, por tener un chasis más chico que la popular Ferrari, y por su motor de menor cilindrada.
Como homenaje a su hijo, Don Enzo permitió que el ya prestigioso diseñador Sergio Pininfarina construyera un prototipo para el Salón de París de 1965, y le exigió que solamente llevara el emblema “Dino”. Cuentan que la gran respuesta de público, empujó a que aquel Dino entrara en producción en Maranello. Fue el Dino 206 GT, que finalmente se lanzó a principios de 1968, con motor V6 central ubicado transversalmente, toda una novedad para la marca.
Finalmente, en 1969, y creada por Enzo Ferrari, nace “Dino” como submarca de Ferrari. Aquellos modelos equipados que pertenecían a esta gama llevaban el emblema “Dino” en lugar del Cavallino Rampante. Se trataba de los deportivos con motores V6, pero también los que equipaban V8, como por ejemplo los 308 GT4 y 308 GTB. La división continuó hasta 1976, cuando Ferrari decidió volver a unificar la insignia para todos los productos de Maranello. El mito continuó. Y la tristeza de Don Enzo también.