Corría 1966 cuando una empresa totalmente desconocida, fundada hacía tres años por un hombre que fabricaba tractores, presentó un auto revolucionario en el Salón de Ginebra.
Era el Lamborghini Miura, en versión prototipo diseñado para llevar el motor central, aunque nadie supo que el que se exhibió no lo tenía, ya que sus ingenieros trabajaban todavía en él, un portentoso V12, en la sede de la empresa, en la localidad italiana de Santa Agata Bolognese.
El “Miura” llevaba ese nombre en homenaje a los toros de lidia que criaba el español Eduardo Miura y fue diseñado por la casa Bertone.
En aquel momento, en Ginebra, se le promocionó insistentemente como el auto de producción mas rápido del mundo. Y cuando se le puso el motor, lo fue….
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