Por Marcelo Della Torre.
La ansiedad, poco a poco, fue ganando terreno y ella, por si sola, parecía querer derribar cualquier obstáculo que pretendiera interponerse con el objetivo de entorpecer el inicio de una actividad que promete buen espectáculo, paridad en la cima de cada una de las categorías, ascensos de quienes ya dejaron de ser promesa y el ingreso de apasionados que buscarán experimentar “del otro lado del mostrador”.
Ese nerviosismo por comenzar se transfirió en incertidumbre, y esa incertidumbre pretendía conocer la plaza de inicio de un prometedor 2011.
Últimamente, y sin saber el porqué, esa duda parece ser moneda común en esta ascendente especialidad automovilística, cada vez que se avecina el inicio de esta actividad. Se transforma en una ecuación difícil de transmitir cuando se reciben más de 12 solicitudes de fecha pero ninguna de ellas se siente a gusto para comenzar.
Hoy, la realidad nos lleva a preparar las maletas y enfocar nuestro viaje hacia el centro del país, zona que nos recibirá de la mano de Durazno y Flores.
Tras esta prueba, la primera del año, se vendrán Minas y su Rally de las Sierras, un bache que seguramente se cerrará en cuestión de horas y Fray Bentos que optó por ubicarse en el cuarto casillero en cuanto a fechas se refiere. La quinta prueba de este 2011 tendrá como receptor al departamento de Florida en el mes de agosto y casi treinta días mas tarde, será el turno de San José (que retorna a la actividad luego de muchos años) que eligió volver junto con la primavera. Otro que retorna luego de muchas temporadas y que desde ya despierta una enorme expectativa es la ciudad de Melo en el departamento de Cerro Largo, al tiempo que la XVIII edición del Rally del Atlántico mantiene su inamovible ubicación dentro de la tercera semana del mes de noviembre.
Por otro lado, con confirmación pendiente, aparecen Paysandú, Salto, Soriano y Pando.
Es cierto y usted afirmará que con este panorama se complicarán los que demoren en confirmar su lugar para una sola fecha. Su afirmación es válida. Pero veraz es también el hecho de que las pronunciaciones se demoran y parecen quedar levitando cobre armarios de expedientes que intentan ingresar a un sistema de aprobación que se hace lento, muy lento y, justamente, fe lo que se vivió en estos tres meses, desde diciembre hasta febrero.
Hoy, el Rally Nacional interesa a muchos. Ese interés desemboca, básicamente, en el buen espectáculo, el favorable saldo inversión por sobre los ingresos, y en algunos casos, la posibilidad de llevar a la localidad o al departamento, una disciplina que cuenta con autos de última generación en gran parte de sus categorías y se ha transformado, desde el fuerte ingreso de las unidades de doble tracción y los evolucionados tracción simple, en la especialidad que pone en escena a los vehículos de mayor evolución, de alto costo y adquiribles en su agente de ventas en Uruguay.
Por eso hoy, nuestra columna de opinión, nos lleva a pensar sobre lo que tantas veces hemos hablado, intercambiando en charlas íntimas o, en alguna que otra oportunidad, expresado a “vox populi” sobre el buen momento del rally nacional y el poco entendimiento por parte de quienes deberían trabajar a nivel local, casi a modo de promotor, por hacerse de un lugar en el calendario de esta actividad, sobre todo, por lo que genera como espectáculo, por ingreso de divisas y por promoción turística nacional e internacional cuando entre en escena el Rally del Atlántico.
Y ojo, que muchas veces, el trabajo de competidores locales hace que las comunas accedan a que estos coches lleguen a sus caminos locales y muchas veces también, son los propios pilotos, navegantes y colaboradores, los que hacen el esfuerzo económico y físico por concretar el evento.
Lo cierto y lo real, al día de hoy, es que la lista de la clase mayor, con nombres tales como los de Beltran, Zuasnabar, Zeballos, Canepa, Lago, Lafuente, Cardozo, Reyes, San Martín y Elola, no bajará de 11 unidades y con la certeza de que muchos de ellos utilizarán, a partir de la primera o segunda fecha, coches tales como Mitsubishi Lancer Evo IX y X, sin dejar de lado los Evo VIII y sin descartar posibles Subaru WRX STI 2008.
Dentro de la N3, al mágico y deslumbrante Honda Civic Type R de José Levy y al rendidor Peugeot 306 S16 de Ronny Wolloch, se sumarán, en principio, dos Ford Focus que estarán en manos de José Massola y Andrés Fontana mientras se espere el debut de los “similares” que estarán en manos de Fernando Cáceres y Eduardo Bomio.
También, en la N3, se espera un evolucionado VW Gol de Jorge Pita mientras que para la A6 se presume una dura lucha entre quienes ya compitieron el año pasado y el debutante de la clase Guzmán Rivero.
Por su parte, el CUR ya estableció dejó en claro que la N2 seguirá con unidades francesas, argentinas o brasileras, y se anexará la clase N2 Nacional con los trillados pero rendidores Volkswagen Gol 305.
La N1 no ofrecerá muchas variantes y sigue, tal cual pasan los años, como la clase escuela mientras deslumbre el ingreso de una marca que, como lo hizo Peugeot, establezca una “monomarca” como inducción para este creciente rally nacional.
En definitiva, este atractivo y a la vez complicado puzzle, que no busca intensión de complicar sino de hacer fácil la jugada del “colocador” de turno, cerrará el desafío con un final feliz y se prepara, por otra parte, a brindar un empuje importante, como la historia lo manda, a nivel Codasur, torneo del que estaremos dando cuenta oportunamente y que se alinea a un proyecto “antiguo” pero atractivo y rendidor y que MOTORMARIO se encargará de informarle como corresponde.
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