Han pasado ya dos años desde que el piloto de Fórmula 1, Michael Schumacher, sufriera el fatal accidente de esquí que le postró en una cama. Durante 159 días el que fue ocho veces campeón del mundo permaneció en coma inducido. Ahora, su estado de salud continúa siendo una incógnita.
Su agente, Sabine Kehm, aseguró la semana pasada al rotativo aleman ‘Bild’ que no puede andar, desmintiendo así la información que publicó en portada la revista ‘Bunte’ sobre su presunta mejoría.
El magazine, centrado en noticias del corazón, aseguró que el piloto estaba “muy delgado”, y que podía andar un poco con la ayuda de sus terapeutas. “Es capaz de dar un par de pasos y también puede levantar un brazo”, afirmaban, citando fuentes del entorno del alemán.
La representante de Schumacher tachó de “irresponsables” esas “especulaciones”, y pidió respeto para su vida privada y la de su familia.
Desde septiembre de 2014 Schumacher es atendido en su casa en Suiza, donde sigue su rehabilitación apoyado por un equipo de médicos y terapeutas.
El accidente tuvo lugar en diciembre de 2013, cuando Schumacher esquiaba con su familia y unos amigos en Méribel, en los Alpes franceses, y, fuera de pista, sufrió una peligrosa caída y se golpeó con una roca en la cabeza. El casco que llevaba se rompió su sufrió graves lesiones cerebrales, por lo que se le mantuvo durante meses en coma inducido.
En junio de 2014 fue trasladado de Francia a un hospital suizo y en septiembre su representante anunció que continuaría su rehabilitación en su casa, en la localidad de Gland. “En las últimas semanas y meses ha hecho progresos con respecto a la gravedad de su herida, pero hay un camino duro y largo por delante”, señaló entonces Kehm.
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