La IndyLights y el futuro de Santi Urrutia

Los siete autos en la grilla de partida de la gran mayoría de las carreras de este año, han dado pena. La otrora gran IndyLights se ha ido reduciendo a un parque de máquinas mínimo, con excelentes pilotos sí, pero varios de ellos con serios problemas de presupuesto para mantenerse en una categoría que ha provisto a muchísimos de los que hoy forman parte de la IndyCar y que enfrenta la desvinculación de Mazda del programa denominado “Road to Indy”.

No hace falta ahondar en lo que ha venido experimentando Santiago Urrutia en los tres últimos años, en los que mucho tuvo que trabajar, con su familia y amigos interesados en ayudar, para la captación de generosos patrocinantes que le mantuvieran en la búsqueda del elusivo título y el millón de dólares aplicables a la participación en la IndyCar.

Sabíamos que la empresa Andersen Promotions trabajaba en la recuperación de la categoría y hoy dió a conocer un plan de cinco años para lograrlo.

La idea es:


-Reducir los presupuestos para los participantes.

-Incrementar el dinero que se le paga a los competidores.

-Dar mas oportunidades a los pilotos de la IndyLights para probar en la IndyCar.

Para mejorar los costos se planea reducir el precio de los chasis, mejorar los descuentos en repuestos para los equipos, así como en los neumáticos Cooper y los motores Mazda.

Respecto a los premios a los pilotos se establece que será de 50.000 dólares el destinado al ganador de la “Freedom 100” en el óvalo de Indianápolis, en tanto buscan mejorar el dinero que se destina a los tres primeros en cada carrera del calendario. El premio final se incrementará en cien mil dólares, o sea un millón cien, a destinar a un paquete de tres carreras en la IndyCar, incluyendo las “500 Millas de Indianápolis”.

Para los nuevos equipos se plantea un programa de incentivos, como por ejemplo dos días sin cargo de entrenamiento en Mid Ohio, y también en forma gratuita las llantas Motegi y seis sets de los neumáticos Cooper.

¿Es suficiente?


A primera vista algo es algo, pero sin saber de las intenciones de Santi para 2019, no parece gran cosa en cuanto al abatimiento del presupuesto de quien quiera participar en una categoría que tendrá que enfrentar la refocalización de Mazda Motorsports, que adopta otra dirección para 2019 y ya no dará su gigantesco empujón a sus tres categorías: USF 2000, Pro Mazda e Indy Lights.

Desde su ingreso como patrocinante principal, y proveedor de motores, Mazda puso 12 millones de dólares para graduar pilotos en la escalera desde la USF 2000 a la IndyCar Series, incluyendo a siete Campeones de la IndyLights y que al año siguiente corrieron las 500 Millas de Indianápolis. Es tremendo verificar que 27 de los 35 pilotos que intentaron clasificar para las 500 de este año eran graduados de la Lights, incluyendo a Josef Newgarden (Campeón en 2011), Spencer Pigot (2015),  Ed Jones (2016) y Kyle Kaiser (2017).

Independientemente del tema Mazda, y de que no será fácil encontrar un patrocinante global de ese calibre, la realidad hoy es que la diferencia entre correr en la Pro Mazda de hoy (en Mid Ohio tuvo 14 autos) con hacerlo en la IndyLights es enorme, y ni que hablar entre ésta y la IndyCar, todo claro está dependiente del mercado al que represente el piloto y las consiguientes posibilidades de patrocinios que tenga.  Buenos ejemplos son el pase de una a otra por parte de Matheus Leist, Zach Veach y Zachary Claman de Melho , todos provenientes de la IndyLights, potenciados por buen dinero.

Y si vemos de los pilotos ya establecidos en la IndyCar marcaremos a muchos provenientes de la Lights:  Bryan Herta, Tony Kanaan, Scott Dixon, J. R. Hildebrand, Josef Newgarden, Gabby Chaves y Spencer Pigot, por citar a los que aún siguen en actividad.

Santi…¿y ahora qué?


Para Santi quedan tres carreras de este Campeonato sin más que la búsqueda de victorias que parecen cada vez mas difíciles en virtud del disímil rendimiento de su auto, del equipo Belardi, con los de Andretti Autosport y Andretti Steinbrenner. Mientras tanto, seguirá haciendo contactos, pero ya hemos visto que publicidad de una empresa estadounidense para un uruguayo no es algo fñacil, es más, hasta ahora no se ha dado en forma directa.

El panorama no es sencillo para nuestro compatriota que, me consta, seguirá con su enorme esfuerzo por seguir progresando, con la IndyCar como gran objetivo. Pero la IndyLights, por mas preocupada que esté con su actual realidad, y con el anuncio de Mazda,  sigue siendo financieramente complicada y no sólo para un uruguayo, pues sólo hay otros seis que han podido pagarla en este 2018.

¿Cuando cuesta correr la temporada completa en la IndyCar? Recuerdo cuando el argentino Esteban Guerrieri, Vice Campeón 2011 de la IndyLights habló de 5 millones de dólares. Y hoy debe seguir por ahí, incluyendo por citar a este año,  17 carreras.

¿Cuanto cuesta una temporada completa en la IndyLights? Bueno, nadie lo dice explícitamente, pero podemos ubicar el costo entre setecientos mil y un millón de dólares. El margen es importante, lo sé, pero hay quienes pagan menos, quienes pagan mas, quienes reciben descuentos de sus equipos en aras de tenerlos y quienes son simplemente son pilotos de pago, es decir, un mero negocio de alquiler. Estos últimos ya no existen en la IndyLights, pues ninguno pone tanto dinero para quedar en evidencia, como piloto mediocre, entre un lote de muy pocos y buenos pilotos. Sí se da, mucho, en Europa y hay algunos casos hasta en la Fórmula 1, dónde resulta inexplicable como hay individuos que llegan a correr o al menos probar, sin buenos antecedentes. No hay deporte en el cual la billetera tenga tanta influencia como en éste. La inmensa mayoría ubican a un deportista en su élite con todos los escalones cumplidos y con excelencia. ¿O se te ocurre que alguien puede correr una semifinal o final de los 100 metros llanos con el dinero como motor? ¿O jugar en el Barza por los dólares del Papá?

Si Santi decide continuar su esfuerzo metido a una cuarta temporada en la IndyLights se beneficiará de lo que la categoría debe hacer para atraer a nuevos y mantener a “viejos” pilotos, navegando en la incertidumbre del retiro de Mazda como la espalda ancha, omnipresente. Pero a esta altura sólo Santi sabe que hará. O mas bien, que podría hacer. Por ahora, la idea es disputar lo que resta, aunque el tiempo corre también, y le obliga a conversar por aquí y por allá, a ir tejiendo un nuevo entramado.

Difícil sí, pero no veo a Santi pactando con los imposibles….