La Cámara de Representantes honró la enorme trayectoria de un grande de nuestro automovilismo: Pedro Passadore

Se realizó ayer en la Cámara de Diputados un reconocimiento, denominado “José Nasazzi-Obdulio Varela” a personajes del deporte que son postulados por Federaciones o, en este caso, por ser quien detenta la representación oficial de la FIA en nuestro país, el Automóvil Club del Uruguay, a través de su Comisión Deportiva.

El momento de la entrega (Foto Archivo Parlamento)

Y la nominación fue para un ilustre en la historia del automovilismo uruguayo, una de sus figuras mas representativas de todos los tiempos. La carta con la solicitud de nominación, que la Cámara de Representantes resolvió apoyar es una muy buena síntesis de lo que significa Pedro Passadore. No hace falta agregarle mas nada, aunque siempre -tratándose de figuras tan trascendentes- todo parece poco…. Aquí va la carta que los que vivimos las conquistas de Pedro -siempre, cual buen uruguayo arañando los presupuesto- aplaudimos.

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Al Departamento de Relaciones Institucionales
División Protocolo, Prensa y Relaciones Públicas
Cámara de Representantes


De acuerdo a la invitación recibida a participar de la postulación de personas o grupo de personas, a obtener el reconocimiento José Nasazzi y Obdulio Varela 2020, la Comisión Deportiva del Automóvil Club del Uruguay tiene el agrado de postular al Sr. PEDRO PASSADORE.


Nacido un 9 de octubre de 1945, es el último de cinco hermanos de una tradicional familia del barrio Colón. Su padre, Albérico, fue pionero de la industria vitivinícola en nuestro país, además de, entre otras cosas, fundador del club Olimpia y Senador de la República.


Pedro se crió en un ambiente donde el deporte estaba muy presente, en manifestaciones como el ciclismo, basquetbol, futbol, motociclismo y automovilismo, siendo este el deporte que lo apasionó desde siempre. Colón era considerada por aquellos años la “patria tuerca” y Pedro no fue ajeno a ello.
Fue su hermano mayor, Albérico hijo, popularmente conocido por su apodo “Beco”, quien comenzó con lo que sería con los años una larga tradición familiar de eximios automovilistas.

Beco fue un piloto de leyenda, con muchísimos triunfos de gran relieve
tanto local como internacionalmente. Lamentablemente perdió su vida en circunstancias épicas en el autódromo de Buenos Aires en 1964. Su gran legado se mantiene hasta hoy y sin duda Pedro, su hermano menor, honró con creces su figura y su historia.


Pedro se inició muy temprano en el karting, disciplina donde rápidamente se destacó. Compitió siempre en el seno de la emblemática escudería ECO de Colón, de grandísimo aporte a través de los años para nuestro automovilismo, con el apoyo incondicional de los mecánicos y amigos que conformaban la escudería entre los que estaban su hermano Horacio, su primo Jorge Mutio y su amigo Werther Strauman.


Pasó por los autos con techo, corriendo carreras como las renombradas 6 HORAS en el autódromo de El Pinar, pero sin duda, su corazón estaba en los monopostos.
Pasó también por la Limitada, una categoría de mucho arraigo sobre todo en el interior de nuestro país y finalmente se hizo de un Lotus 61 con el que comenzó a hacer sus primeras armas compitiendo en Fórmula 2, en Uruguay y yendo a la Argentina y Chile.

En 1972 se coronó vice campeón de dicha categoría en Argentina, un medio extremadamente competitivo.


Impulsado por los buenos resultados y con el apoyo de su amigo Richard Vignoles decide incursionar en Europa y en 1973, con muchísimos sueños, gran coraje y escasísimos recursos, se enroló en el equipo inglés GRD de Fórmula 3, antesala de la Formula Uno. Su compañero de equipo no era otro que el australiano Alan Jones, futuro campeón del mundo.


Pedro se destacó rápidamente en aquel difícil medio, lleno de inmensas figuras, muchas de las cuales terminaron siendo animadores de la máxima categoría. El uruguayo se mostraba muy veloz, talentoso, corajudo, gran conocedor de su medio mecánico y un eximio tester. Todo eso le llevó a convertirse en piloto oficial del equipo.


En el viejo continente compitió en los más emblemáticos autódromos del mundo. Circuitos tales como Montecarlo, Monza, Nurburgring, Silvertone o Brands Hatch lo tuvieron como protagonista, en muchas oportunidades como preliminar de la Fórmula Uno. Años más adelante llegaría a correr en Daytona, EEUU.


Fue el primer uruguayo en ganar en Europa y eso le dio en aquel ambiente un gran prestigio que hasta hoy mantiene.
Debido a los escasos recursos con que contaba, debió retornar en el año 1975. Es entonces que gracias a los resultados cosechados en el viejo mundo se sumó a la Fórmula Uno Mecánica Argentina, una categoría de altísimo nivel. De lo mejor en la historia del automovilismo sudamericano. Autos similares a la máxima categoría mundial, pero fabricados en la Argentina. Muchísima potencia, alta tecnología y una pléyade de eximios pilotos, varios de ellos entre los mejores de la historia del vecino país.


Pedro Passadore se coronó campeón por dos años consecutivos en aquella categoría imponente. Sin duda que un logro de una trascendencia muy difícil de igualar. Una campaña realmente espectacular, para la mejor historia de nuestro automovilismo y que lo mantienen hasta hoy como un referente en el vecino país.

Las revistas especializadas y diarios del Rio de la Plata contaban en la época las hazañas del piloto oriental. Todavía se mantiene el recuerdo de las tantas victorias de Pedro en aquel medio tan competitivo.


A la Formula Uno le siguió la Fórmula Dos, la cual tuvo su hora más gloriosa al hacerse internacional y sumar pilotos y circuitos de todo el continente. La Fórmula Dos Codasur. La inolvidable y muy profesional categoría también estaba repleta de grandísimas figuras y recorría Sudamérica como si fuera un gran circo itinerante, con enorme difusión.

Llegó en reiteradas oportunidades a nuestro país al circuito callejero de Punta del Este y al autódromo de El Pinar.


Passadore nuevamente supo de victorias en dicha categoría, así como también en la que fue su sucesora, la Fórmula Tres Sudamericana, con autos de fabricación Europea. Fue piloto del histórico equipo uruguayo GEMO y ganó frente a jóvenes a quienes doblaba en edad. En ese equipo se retiró después de una extensa y muy laureada trayectoria.


Pedro corrió a lo largo de los años en 45 autos diferentes, algo sin precedentes en el mundo. A su vez, siempre fue un ferviente hacedor, lo que le llevó a organizar e impulsar muchísimas carreras en nuestro país.


Su legado se mantiene a través de su hijo José Pedro, otro grandísimo piloto.
Hoy, junto a su señora Martha, compañera incondicional de todas las horas, gozan de ver desarrollarse y crecer a sus hijos José Pedro y María Martha y a sus adorados nietos Abril y Martín.


El automovilismo uruguayo y el deporte de nuestro país agradecen infinitamente a esta gran figura que nos llena de orgullo.

Ricardo Joubanoba
Presidente