Fuí a ver “Ford vs. Ferrari“, también titulada “Contra lo imposible”, rarísima ocasión en la que uno puede combinar su afición por el cine y por el automovilismo. Escasísimos ejemplos han perdurado en mi memoria, como en la de tantos fanáticos con películas como “Las 24 Horas”, “Grand Prix”, “Senna” o la reciente “Rush”.
Había un gancho extra, la actuación de dos grandes como Matt Damon, como Carroll Shelby y de Cristian Bale, como el inglés Ken Miles, veterano de la Segunda Guerra Mundial, mecánico y piloto a quien muchos tendrán dificultad de recordar, cuando allá por los años sesenta fue artífice del ir “contra lo imposible”: ganarle a Ferrari en las 24 Horas de Le Mans.
Es a su vez la historia del Ford GT 40, auto venerado como pocos y que con variantes que han traído los años sigue siendo admirado por muchos, me incluyo.
Cuando al expiloto y constructor de autos deportivos, Carroll Shelby, se le cruzó en su camino la propuesta del gigante Ford para acabar con el monopolio de Ferrari en el asfalto de Le Mans, Ken Miles pasaba sus días buscando salir a flote económicamente y saboreando lo que quedaba del éxito vernáculo conseguido en las carreras de autos de California.
SPOILER ALERT
(Si la vas a ir a ver, no sigas leyendo)
Meses antes de 1964, Don Enzo Ferrari había desestimado venderle su empresa a la empresa de Detroit. La forma en que el creador del “Cavallino Rampante” había rechazado la propuesta de la firma del Ovalo -aprovechándola para venderle a Fiat- fue recibida como muy arrogante y soberbia del lado americano. Eso enfureció a Henry Ford II, quien entonces juró vengarse en el territorio que más le doliera al italiano: la pista.
Lo intentaron con Bruce Mc Laren como piloto estrella en 1964 pero fracasó por problemas en las cajas de cambio. Fue entonces que Shelby pidió carta blanca a Henry Ford II, para intentarlo bajo su dirección en 1965. Pero ese año tampoco fue exitoso.
Miles trabajó a fondo para encontrar el auto ganador, y el GT 40 fue mas liviano, impulsado ahora por un motor de siete litros, mejores frenos y mas ventilación. Y así llegó Miles en el 66, con sus 48 años, pera ya con una victoria en las 24 Horas de Daytona. Alternando su conducción con la del neozelandés Denny Hulme, fue parte de un escuadrón de tres autos, los otros dos conducidos por Mc Laren-Amon y Gurney-Grant.
Sobre el final, Miles tenía la victoria bajo el brazo cuando decidió respetar una orden del equipo: ya que los tres Ford estaban 1-2-3, debían llegar empatados a la bandera a cuadros, para un gran efecto de marketing global. Miles esperó a los otros dos autos y los tres cruzaron juntos la sentencia. Pero el reglamento frustró su victoria, pues los Comisarios Deportivos decidieron dársela al auto de Bruce Mc Laren, quien había largado veinte metros mas atrás y por lo tanto había recorrido 20 metros mas que el auto de Miles.
Sólo por esto, Miles no figura entre los ilustres ganadores de Le Mans, aunque fue el artífice, con sus soluciones técnicas y el día de la carrera batiendo el récord del circuito tres veces.
Shelby y Miles quisieron intentarlo nuevamente en 1967. Pero no pudo ser, pues Miles falleció probando el GT 40 en Riverside.