El jueves 28 de abril se recordó que en 1916, nació en Cento – un pueblo de Ferrara – Ferruccio Elio Arturo Lamborghini, notorio industrial italiano que creó una leyenda cuando decidió fabricar autos de altas prestaciones.
Crecido en una familia laboriosa, Lamborghini sufrió la carestía que vivió Europa en el período entre-guerras, pero prosperó gracias a su talento para reconstruir maquinaria industrial, quemadores, arados, tractores y similares. De allí surgió una empresa, establecida en Sainte Agathe de Bolonia, que se especializó con éxito en fabricar esos artilugios.
Amante de los toros de lidia y los vehículos de alta ingeniería, Lamborghini conocía las actividades industriales de Ferrari (que armó su fábrica en Maranello, muy cerca de Sainte Agathe) y las del vecino establecimiento Maserati, convirtiéndose en cliente de ambas marcas.
Un hito legendario determinó la creación de Lamborghini Automobili, a raíz de una discusión con Enzo Ferrari que nunca existió. En 1960, Lamborghini compró su cuarto Ferrari, pero el embrague se dañó y dejó el carro en Maranello para que lo reparasen. Al recogerlo, Ferruccio quiso visitar a Enzo y le pidieron esperar, pero la antesala fue muy larga. Cuando Ferrari le recibió, Lamborghini le recomendó usar discos de embrague de mayor calibre, pero il Commendatore se rio diciéndole “una cosa es manejar tractores y otra es manejar un carro deportivo”.
Lamborghini relató al autor de un libro biográfico que al volver a fallar el embrague de su Ferrari, decidió desmontarlo en Sainte Agathe e instalar otro más resistente. Para su sorpresa, su proveedor era el mismo que el de Ferrari y ello, entre otras cosas, le convenció de hacer un auto mejor.
Lamborghini decidió que su proyecto debía ser rentable, por lo cual fabricaría autos en series cortas. El primero, aparecido en 1963, fue un estilizado coupé al cual llamó 350GTV y cuya versión de serie apareció con el nombre 350GT.
El entusiasmo generado por el diseño y prestaciones de los 350GT y 400GT animó a Ferruccio a contratar jóvenes ex empleados de Ferrari como el piloto Andy Wallace y el ingeniero Gianpaolo Dallara, quienes crearon un chasis de competición con motor central transversal al cual llamaron P400.
Lamborghini no quiso involucrarse con el deporte, pero decidió usar aquel monocasco como base de un nuevo deportivo al que llamó Miura: primer auto de serie con motor central y suspensiones en paralelogramo, técnicas hasta entonces reservadas a las carreras.
Al producir unos 300 autos al año, el volumen de Lamborghini era menor al de Ferrari, pero sus autos se vendían con más facilidad. Sin embargo la fábrica de tractores se vio sumida en una repentina crisis en 1972, cuando el gobierno de Argentina canceló la compra de unas unidades ya casi listas para ser entregadas. La necesidad de pagar a los proveedores y la crisis de combustible de 1973 hicieron a Lamborghini vender su fábrica, dedicándose a la vinatería hasta el 20 de febrero de 1993, cuando la muerte le sorprendió en su casa de Perugia a los 76 años.
Lamborghini dejó un hijo, Tonnino, que no mostró interés por los negocios industriales y prefirió convertirse en diseñador y arquitecto. Su padre no cuestionó la decisión “siempre que hagas algo a la altura del apellido que llevas”.
Con los años los diseños de Tonnino Lamborghini se han hecho cotizados y el artista decidió crear la marca Lamborghini y aplicarla a diversos objetos de arte, diseños, ropa y bebidas, desarrollando un museo para exhibir su obra y la de su padre..
Históricamente se ha repetido que Lamborghini fabricaba autos deportivos, pero no es cierto. Nunca el industrial mostró interés por las carreras, ni por desarrollar tecnología automotriz en las pistas. Ninguno de los autos creados por Lamborghini se concibió para el deporte, sino para ofrecer a su conductor un medio de transporte muy rápido y gratificante, lo cual explica el fracaso de las muy pocas iniciativas particulares de correr un Lamborghini.
Solo en 1991, cuando Lamborghini era propiedad de Chrysler, el diseño del motor V12 se adaptó a la Fórmula 1, resultando muy potente, pero también grande y pesado. En tiempos recientes, ya con Lamborghini en manos de Audi, surgieron iniciativas puntuales en monomarcas y con un pequeño equipo para la clase GT de las carreras de resistencia.
Fuente: La Guía del Motor
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