A un vampiro se le reventó la goma de su cupé (sin techo solar y con vidrios polarizados, por supuesto). Como la valija era chica, tenía una rueda repuesto de las chicas pero ninguna llave con que sacar las tuercas.
Se estaba por hacer de madrugada y el vampiro tenía que llegar a su tumba rápido. Por suerte apareció un camión y le hizo señas para que el conductor le ayudara.
– Disculpe, ¿me da una mano con la rueda? -preguntó el vampiro- ¿Tiene una llave que me preste?
– ¡Como no, don! – contestó alegremente el inocente conductor.
Buscó en la cabina y le pasó la llave. El vampiro cayó al suelo muy debilitado.
-¡¡¡No!!! ¡La llave en cruz no, anormal!
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