Siete pilotos tripularon en estos días una Ferrari de F1 del 2018. Entre ellos, Carlos Sainz -piloto oficial 2021- y Mick Schumacher, el hijo del gran Michael quien pasa de la GP2 a la F1 en la que correrá este año para el equipo Haas, con motores de Maranello.
La presencia de Mick fue un acontecimiento periodístico: “Ahora puedo decir que estoy preparado para la Fórmula 1. Estoy deseando que empiece la nueva temporada para estar en la grilla en mi primera carrera junto con los mejores pilotos del mundo. Cuando se enciendan las luces, será un momento muy emocionante”, afirmó.
Mientras se aguarda el documental “Schumacher” con imágenes inéditas, cedidas por la familia sobre el heptacampeón, su hijo, en Fiorano expresó: “Sigue siendo mi gran héroe y referente deportivo. Del lado humano siempre admiraré su consistencia a lo largo de todos esos años y cómo mantuvo los pies en el suelo. Eso es algo que aprecio mucho, pero también algo de lo que puedo aprender y llevar a cabo mi carrera”, aseguró Mick, quien desveló un dato hasta ahora desconocido: “Mi posesión más preciada es una pequeña copa que me regaló mi padre y que ganó en una carrera de karts de alquiler. Lo he guardado desde que tenía seis años y siempre ha estado en el lugar perfecto de mi habitación. Es el trofeo más importante que tengo, ¡y ni siquiera lo gané!”.
Tras un 2020 en el que consiguió el título de la F2, Mick demostró que que tiene el talento para llegar al debut, a fines de Marzo en Bahréin: “Era mi segundo año en F2, y tuve un comienzo horrible, haciendo dos veces el mismo error, luego temí que se aplazara todo y con ello mi sueño de llegar a la F 1. Con la pandemia me parece casi injusto alegrarme por lo que me dio 2020, pero fue el mejor año de mi carrera deportiva y se hizo realidad la aspiración que tenía desde niño”.