Opinión: en lugar de modelos de ensueño, algunos diseños dan sueño.

Los diseñadores en muchos casos no tienen la última palabra. Lo comercial manda.

Por Ignacio Bettosini.

En un salón del automóvil se supone que las marcas exhiben tres tipos de modelos: prototipos futuristas que insinúan rasgos de diseño de los modelos futuros, anticipos de modelos inminentes camuflados de prototipos (trazos exagerados, llantas inmensas, interiores innovadores), y lanzamientos de modelos de producción. Los prototipos deben hacer imaginar al futuro cliente o admirador que los modelos de producción serán tan deslumbrantes como ellos.

Eso no ha estado ocurriendo en los últimos salones. Varios de los prototipos que se están mostrando en Ginebra están lejos de recibir el calificativo de rompedor. Basta ver el nuevo Toyota Yaris, que apenas se puede distinguir de la generación anterior y del resto de la gama.

La situación es especialmente preocupante dentro del Grupo Volkswagen. El Seat Ibx carece de todo tipo de atracción; los Audi del último lustro no parecen evolucionar (ver el nuevo A3 Sedán); y los prototipos de Giugiaro de Volkswagen parecen haber sido desarchivados de algún galpón perdido de Wolfsburgo. Es curioso que un grupo automotor tenga tantas marcas conservadoras en cuanto a estética, en vez de diversificar los gustos.

Algunos citan la crisis económica del primer mundo como causa de esta tendencia. Después de recortes de salarios y de personal, la gente preferiría mostrarse en autos menos llamativos para evitar mal de ojo. Pero vale recordar que los planes de diseño se realizan con varios años de antelación, y los diseños actuales se dibujaron antes o en los primeros tiempos de la crisis.

La principal causa de la tendencia actual está más bien vinculada con el enfoque empresarial de vender más para ganar más. Incluso las marcas de alta gama como Porsche y Bentley han sacrificado exclusividad para colocar más unidades en el mercado y así conseguir mayores ganancias. Y la forma de atraer más clientes es ahuyentar la menor cantidad de ellos, lo cual pretenden lograr con estos diseños que dejan a la mayoría con un gusto ligeramente agradable.

Pero los modelos sabor vainilla no sacian el paladar de los admiradores del objeto automóvil. Así, debemos contentarnos con modelos de producción limitada como el Lamborghini Aventón, o marcas inusualmente atrevidas como Hyundai con su reciente Veloster.

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