A 25 años de cuando se fue a correr al cielo

Hace 25 años, sentado en el Williams, su cara parecía presagiar lo que vendría.

 

Hay veces que le propongo a mi cerebro, y éste enseguida a mi corazón, un tema. Me pasa mucho con los recuerdos, buenos y malos, aunque estos sean especialmente duros por mas que pase el tiempo. Por ejemplo, los 25 años, que el 1ero. de Mayo se cumplieron, de la muerte de Ayrton.
Me tocó relatar aquel día, el GP de San Marino, en Imola. Senna largó desde la Pole, marcando su última de una cifra que todavía es récord,  una carrera que ya traía un manto sombrío por el fallecimiento, el día anterior, de Ronald Ratzenberger pero el austríaco era un personaje menor, casi desconocido,  -eso no me gusta de mi mente- y no me había golpeado fuerte.
La largada tuvo un accidente y determinó el ingreso del Safety Car y ese había sido un tema de la Asociación de Pilotos, pues por mejor manejado que estuviera, iba siempre a un ritmo mucho mas lento que los F1, por lo que los neumáticos de los monoplazas se enfriaban y esto era siempre un problema en cada relanzamiento.

 Esta vez duró seis vueltas en pista y una mas tarde todo sucedió como un flash. El Williams de Ayrton salió disparado hacia el exterior de la curva de Tamburello, impactando con el muro -luego se supo- a 218 k.h.

El auto quedó detenido y no hablé por unos segundos. Hasta que ví como se movía lateralmente el casco, lo que pensé era un buen augurio, que no lo fue.

Por dos horas mas, nada se supo. La carrera se disputó igual, pero ya no la relaté en el tono de siempre. Nadie informaba sobre el estado del brasileño, hasta que terminada nuestra transmisión llegó la noticia, desvastadora. “En este momento la médica María Teresa Fiandri comunica a todos los periodistas que estamos en el  Hospital Maggiore de Bolonia que Ayrton Senna da Silva está muerto” dijeron en el Canal brasileño Globo.

El Gerente a cargo ese día de la salida al aire, en Canal 4, me preguntó si quería que interrumpiéramos lo que se estaba emitiendo para que yo saliera, desde el estudio de Telenoche a dar la noticia. Le pedí que no, creo que éramos cuatro o cinco en nuestra oficina de producción, llorando….Finalmente optó por colocar una leyenda en la base de la pantalla, informando de la demoledora noticia.

El mundo entero entraba en shock, al igual que quienes debíamos debutar seis horas mas tarde con Super Sport, un programa cargado de ilusión que luego estaría al aire durante 23 años consecutivos. Con las luces bajas en el estudio, comencé esa primera emisión a las patadas con mi alma.

Unos días después relaté las imágenes de la llegada del cuerpo de Senna a San Pablo, la caravana y ví a un pueblo entero desgarrado -como nunca mas ví- por la muerte de un ídolo, que excedía el plano deportivo y se les había metido profundamente en el corazón.

Cada uno de Uds. recordará seguramente que estaba haciendo y como reaccionó, cuando el accidente y cuando se enteró del fallecimiento de Ayrton. Que farsa los ratings de aquel entonces: resultó ser la carrera mas vista en la historia de la F1 en Uruguay, como que toda la audiencia “sabía” lo que iba a ocurrir….

En estos 25 años me he encontrado con muchos que aseveran que tras lo de Senna dejaron de ver la F1. Quizás sí, pero no a todos les creí, pues el tiempo va suturando la herida, aunque en este caso siempre quedará -según la persona- un poco mas -un poco menos- abierta.

Nuestro apego a las fechas hace de cada 1 de Mayo, como del 11 de Setiembre con lo de Gonchi, un día especial, en el que cada uno a su manera empieza recordando el accidente y termina con el corazón puesto en la imagen del piloto, en ambos casos seres humanos excepcionales.

Y a la larga, aunque la cara no lo demuestre, por dentro se mueve una sonrisa, esa que en nuestro recuerdo derrotó a la tristeza de la muerte, para tenerlos siempre vivos…