Está claro que las Ferrari son los autos del deseo de cualquier aficionado o fanático que se precie de tal. Pero, ¿qué sucede si te toca vivir en Venecia, con canales de agua en vez de calles? Hay que apelar a la imaginación, como el individuo de esta nota.
Se trata del artesano Livio de Marchi, quien, tras cinco meses de trabajo a mano, logró confeccionar esta Ferrari F50, para el agua. Un gran trozo de madera de pino fue el puntapié inicial, con el que talló hasta los logotipos del Cavallino Rampante o las llantas, que incluso giran. En el interior no falta detalle, y parece que los asientos simulan el cuero cosido.
El V12 de 60 válvulas y 520 caballos fue reemplazado por un Yamaha náutico, aunque el propietario confesó que le hubiese gustado tener uno de Ferrari. La aceleración y la velocidad final no interesan, sólo la manualidad de este artesano, que también construyó un Jaguar de 1937, un Mercedes y un carro de caballos con forma de calabaza.
Actualmente, todas estas piezas se encuentran en un museo de Estados Unidos, incluido el Ferrari F50.
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