El nuevo Top Gear se emitió y no convenció

jl7zg8l2wz6xvuiurgkfLas instituciones deben necesariamente ser más fuertes que las personas. Cualquiera sea ella, no cambia con el paso del tiempo, ni del de las personas que la integran o conducen. Es más, es altamente probable que tienda a mejorar, o al menos lo intente. Algo muy diferente ocurre con shows televisivos masivos, en los que habitualmente es el o los conductores quienes, con su carisma o talento, hacen que sobreviva.

Este martes se estrenó en Argentina un nuevo año de Show Match. Con defensores y detractores, el programa televisivo es un icono de los últimos años, al menos en rating y capacidad comercial. Pero no es el programa el responsable, sino que es Marcelo Tinelli. Es inimaginable un Show Match sin Tinelli, así como es inimaginable un “Almorzando…” sin Mirtha Legrand, o un programa de Susana Giménez, sin Susana Giménez.

Tan es así, que muchas veces los programas televisivos pasan a llamarse como sus conductores, y no nos extraña en absoluto escuchar frases como “voy a ver a Tinelli”, o “poné a Mirtha!”, etc, etc.

No sé si en Inglaterra, o bien el mundo entero, le llamáramos “poné a Clarkson”, o “sintonizá a May”, pero lo que es seguro, es que el trío de ellos mas Hammond eran el alma de Top Gear. Está bien, pueden decirme que ya había cambiado de conductores, y es verdad. Pero lo había hecho en otras épocas, en las que la masificación no era la de estos días.

Los fanáticos de los autos veíamos un programa que no era 100% de autos, sino que se trataba de un show, con autos participando y tres conductores con un gran carisma, que hacían de él un conjunto magnífico. Las irreverencias de Clarkson, la desfachatez de Hammond y la lentitud de May eran lo que decoraba las atrocidades más grandes que se pueden hacer sobre cuatro ruedas, y aveces en dos.

Dueños de un típico y aveces poco entendido humores inglés, fueron fieles representantes de la cultura británica, lo que llevó, en más de una ocasión, a problemas de índole diplomático. Fue así justamente por eso, por el poder de representación cultural. Si no lo hubieran sido, no habría habido inconveniente alguno.

La propuesta de la BBC, tras el recordado casi de despido de Clarkson y posterior renuncia de los otros dos conductores, fue tratar de sustituirlos. Pues bien, aunque nadie es imprescindible, nadie puede hacer de Clarkson, de May, o de Hammond. Pudo si reemplazarse personas en la producción, en el estudio de tv, en las pistas de pruebas. Por supuesto. Pero las personas en sí mismas no se pueden reemplazar.

Nos encontramos con un show que intenta lo que fue, con personas (existosas, claro) que no dieron la talla. Pues se tiende a comparar con lo que fue, con el mejor momento de Top Gear. Y no, no dio.

Los más fanáticos coincidimos que tal vez con Chris Harris, Sabine Schmitz y Matt LeBlanc alcanzaba. Pero la BBC intentó ir por más, colocando a Chris Evans en el papel de… de Clarkson claro. Obvio, es Evans, no Clarkson.

Evans estuvo atinado en la conducción del show, LeBlanc un poco tosco con los chistes, Schmitz fue rápida manejando y fresca al hablar. Tal vez es pronto para humildemente bajarles el pulgar, y hay que dejar espacio para que el grupo tenga más sintonía. O bien para que nosotros nos olvidemos del “otro” Top Gear.

Tarea difícil, pues ahora estamos esperando el primer capítulo de “The Grand Tour”, show que preparan Clarkson, May y Hammond.

¿O será ese “el nuevo Top Gear”?

H.P.

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