Mds Ostberg, derecha, junto a su copiloto Jonas Andersson. El noruego llegó segundo, pero tras la desclasificación de Hirvonen, es el ganador del Rally de Portugal.
Ya hace un tiempito que abemos de él, pero tan sólo como otro nórdico emergente, de esos que comenzaron de niños haciendo piruetas sobre caminos helados y que encuentran el andar a fondo y en tierra, un juego de niños.
Pero desde que la verificación técnica del domingo por la noche determinó la desclasificación de Hirvonen del primer puesto en el Rally de Portugal, el nombre Mads Ostberg es una realidad como nuevo ganador de una prueba mundialista y, lo que es mucho decir, lo ha hecho como piloto de un equipo privado, algo que no sucedía desde 1993 cuando el italiano Franco Cunico ganó el San Remo.
Y Mads, un noruego de 24 años lo acaba de hacer y sobre un auto Ford Fiesta WRC que ya tenía catorce pruebas sobre sus espaldas, la mayoría sufridas con el “delicado” trato de Kenny Block. Otro auto no podía, pues su carrera automovilística ha sido -hasta ahora- en gran parte costeada por su propia familia. Pero fue auto suficiente para estar allí, primero para hacerse escolta de Hirvonen -postergando en buena lucha al ruso Novikov- y luego para presentarse como heredero de la verificación técnica que ha merecido una apelación de Citroen.
En definitiva, este muchado oriundo de Fredrikstad, bien bajito con su 1.73, que prefiere como bebida la Coca Cola y de comida el pescado, ha hecho mucho de su parte para estar aquí, a la hora del festejo. Debutó en 2006 en el Rally de Suecia, el que corrió varias veces, así como el 1.000 Lagos de Finlandia. Luego, con el aporte de pequeñas empresas se fue aventurando hacia el sur, en tanto conseguía cuatro tìtulos consecutivos en su país. No pudo correr Monte Carlo -su presupuesto no le aconsejaba una prueba en asfalto- pero llegó a Portugal y ahora es motivo de cientos de notas que como la que acabo de escribir intenta presentarle, tras su ingreso al heráldico listado de los ganadores de pruebas mundialistas.
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