Nasser Al Attiyah y su copi, Mathieu Baumel. se tomaron la última etapa del Dakar con mucha calma y la terminaron duodécimos, a 9 minutos de su ganador, Carlos Sainz. El objetivo era claro: no arriesgar, a cuenta de la gran ventaja que tenían y que sólo podía arruinar un desperfecto o un error de conducción. Por ello, de Pisco a Lima, el qatarí hizo un paseo veloz que terminó por darle la victoria final por 46 minutos ante Nani Roma y su Mini.
Gran mérito para Al Attiyah, y por cierto de Toyota con su primera victoria en esta prueba y que ratifica la polivalencia de la marca, que ha enhebrado también el Mundial de Rally (WRC) y el de Resistencia (WEC). La Hilux no tuvo ningún problema, común denominador del resto de sus rivales y seguramente en su campaña publicitaria de la victoria mencionará la palabra “confiabilidad” como la mas importante.
El podio lo completó Sebastien Loeb con un Peugeot 3008 DKR. Fue el que mas etapas ganó, cuatro de diez, pero tuvo muchos inconvenientes que le reportaron el tercer puesto a 1 hora y 54 minutos del ganador.
Para Al Attiyah ha sido el tercer triunfo en el Dakar: 2011 con Volkswagen, 2015 con Mini y ahora en Toyota que finalmente obtiene una resonante victoria, tras haber participado en los últimos ocho años. La estructura deportiva “Gazoo Sport” ha puesto a la marca japonesa en un altísimo nivel en la competición.
A fin de cuentas, Al-Attiyah hizo un rally redondo en el que lideró la carrera de principio a fin, a excepción del segundo día, y en el que completó los más de 5.000 kilómetros de recorrido de este Dakar sin ningún problema serio, al contrario que sus rivales, que fueron eliminándose por el camino.