Hace unos días fue presentado, en el Salón del Automóvil de Detroit, el nuevo Audi RS7 Sportback. El nuevo modelo de la casa de Ingolstadt viene a reeditar la sigla RS, que desde el pasado modelo 6 con esa denominación, no aparecían en las calles.
El nuevo modelo viene a ser clara competencia de los recientemente presentados BMW M6 y Mercedes CLS 63 AMG, segmento de grandes berlinas con un comportamiento suficientemente deportivo.
El RS7 cuenta con la planta impulsora del RS6 Avant, es decir, con el bloque de 4 litros y 8 cilindros dispuestos en V, alimentado por dos turbos, que eroga 560 caballos y 700 Nm a 1.750 rpm. El motor va asociado a una transmisión secuencial Tiptronic de 8 marchas y tracción a las cuatro ruedas, con un reparto del 60% al eje trasero y 40% al delantero, que redunda en una aceleración del 0 a 100 km/h en 3.9 segundos y velocidad máxima de 305 km/h cuando está “liberado”. Es que la versión de entrada viene con limitación en los 250 km/h, la dynamic con una limitación en los 280 km/h, y la dynamic plus es la de velocidad final tope.
El motor cuenta, además, con desconexión selectiva de los cilindros 2,3,5 y 8, lo que hace que, pese a la gran potencia, tenga un consumo homologado de 9.8 litros cada 100 kilómetros en promedio.
Tal presentación del modelo hizo que la imaginación del diseñador Frederic Louis volara, y presentara al RS7 pintado con el esquema de colores del clásico y mítico Audi Quattro Sport del extinto Grupo B.
Claro que esta berlina es bastante más grande y pesada que la que condujera Mouton, Blomqvist, Mikkola y, Rörhl, y que tal vez es sobredimensionada para el mundo de los rallyes, pero lo cierto es que puede hacer que a algún fanático se le piante un lagrimón.
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