El Rally de Montecarlo es una de las citas destacas del calendario de la especialidad, y aquella que también genera más atención. Es, por excelencia, la inauguración de temporada. Sus caminos, el clima, y la tradición, hacen del Rally de Montecarlo un clásico, y si faltaba algo para generar atractivo, el retorno -temporal- de Sébastien Loeb lo otorgó. Tal vez el mejor piloto de todos los tiempos de la actividad volvió por lo alto, pero tras el final de la competencia, los laureles para Ogier, el Sébastien heredero del de Alsacia, y para Volkswagen, consiguiendo el uno-dos-tres.
Las expectativas ante el retorno de Loeb a la actividad, luego de más de un año sin participación oficial en el WRC, eran moderadas. Nadie duda de su velocidad y manejo, y prueba de ello, sus nueve títulos mundiales. Pero el equipo Citroën no es el mismo que cuando el lo abandonó, tras su última temporada completa en 2012, con su novena corona. Enfrente, su excompañero Ogier, el primero en la era Loeb en plantarle batalla, conduciendo para el equipo líder de los últimos años. Sin embargo Loeb se quedaba con el tiempo del shakedown.
Cierto que es una mera prueba, pero la velocidad de Loeb seguía allí. Y continúo, pues tras el primer día de competencia, de dos especiales, Loeb se adjudicaba una victoria y la clasificación general, con 30 segundos de ventaja sobre Ogier.
El segundo día comenzaba con ataque de Loeb y Ogier recuperando ritmo, y el de Citroën agregaba quince segundos más a su colchón de segundos. Pero el clima complicaba las estrategias de los pilotos y su manejo. Ello llevó a sendas victorias parciales de Robert Kubica, la sorpresa del segundo día. Mientras tanto, Ogier seguía ascendiendo, y Loeb cediendo segundos. Hasta que, a dos especiales para el final del segundo día, Loeb pierde quince segundos y la punta. Ello, antes de un fuerte golpe en la última especial, que más tarde le dejaría sin opciones de victoria, debiendo abandonar en el enlace de vuelta al parque cerrado del día.
Allí se definió la carrera, pues Ogier quedaba sólo en punta, con más de un minuto y medio sobre su compañero Latvala, y más de dos sobre el tercer Volkswagen, de Andreas Mikkelsen. Y desde ese lugar a aguantar, pues la renta de Ogier, y del trío de adelante, era suficiente para alejar preocupaciones, y evitar riesgos ante un terreno tan cambiante.
El profesionalismo de los tres, ya sin amenazas, llevó a que Volkswagen lograra, en los dos días restantes, completar una carrera del mejor modo, sumando los mejores puntos para sus pilotos y el equipo.
Robert Kubica, quien venía siendo el más veloz, también malogró su auto, cayendo en el clasificador. Pero con los Volkswagen arriba, Loeb y Kubica volvieron a ser muy veloces, ganando tramos, pese a estar atrás en la general. Sin embargo el polaco abandonó el domingo, tras irse fuera luego de pasar por el control final de la especial 14, declarando haber perdido los frenos.
El rally fue ganado por Sébastien Ogier, con un tiempo total de tres horas, treinta y seis minutos y cuarenta segundos, aventajando en cincuenta y ocho segundos a Jari-Matti Latvala, y en dos minutos doce a Anreas Mikkelsen. Kris Meeke fue el más rápido en el Power Stage final con su Citroën DS3 WRC y sumó el máximo de puntos extras. Loeb, por su parte, logró llevarse dos puntos tras ser segundo, mientras que Latvala sumó un punto tras finalizar tercero.
El 12 de febrero comenzará la segunda fecha del mundial, con el Rally de Suecia.
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