Lo digo con absoluta sinceridad: la emoción de Carolina Larratea tras vencer en la 1a. Fecha de la Sonic Racing Cup la sentí como propia.
Porque ese triunfo encerró muchas cosas, pero especialmente, dejó en evidencia una apuesta que aún no lleva tres años pero que responde con estos hechos históricos su razón de existir.
Existencia que debió superar “las mil y una…” para un referente del deporte motor uruguayo como Fernando Dacal.
Fue esa emoción de la riverense y del propio Dacal en un abrazo interminable a la ganadora donde seguramente -al igual que a mí- se juntaron muchos momentos, muchas vivencias, muchos desafíos que ya hoy se van cumpliendo y con creces.
La victoria de Carolina Larratea, justa, merecida, con garra, manejo y por sobre todo, espíritu de lucha, fue un canto a la idea original que dio vida a la monomarca Sonic Racing Cup.
Crear pilotos, darle espacio a quienes desean aprender en carrera y… darle un espacio sólido, fértil, verdadero, a las mujeres. Idea ésta que hoy es imitada en Argentina -mirá vos- tras aquella experiencia de la argentina Violeta Pernice con la Sonic uruguaya.
Hay mucho encerrado en esta victoria histórica de la Super Sónica riverense. Más que nada, un indudable paralelismo en lo que la monomarca propuso desde su inicio y lo que Carolina ha hecho desde que acompañó la historia de la categoría desde sus comienzos: tesón, coraje, garra, convicción y paciencia.
Esas condiciones que exhibió este domingo Carolina Larratea para transformarse en la primera mujer que gana una carrera de automovilismo oficial y en ser la primera mujer que lidera un certamen oficial de automovilismo son las mismas que han hecho posible que la Sonic Racing Cup ya tenga su lugar ganado en el deporte motor uruguayo.
Si había un espacio capaz de darle a la mujer esta sensación única como la que hoy está viviendo Carolina Larratea, ese espacio era, es y será el de la Sonic.
Disfrute Carolina a cuenta de alguna más; disfrute Dacal porque la misión ya está más que cumplida y disfruta uno cuando siente que la única recompensa son los hechos verdaderos, tangibles, palpables y que esos hechos nos dan la sana razón a una historia que la creímos desde mucho antes de verla efectivamente en la pista.
Una historia que la refrendó este domingo una simpática jovencita que hace dos largos años vino con un bolsito cargado de ilusiones más allá de su apellido. Vino a escribir, al igual que la Sonic, su propia historia. Más paralelismo, imposible. Una hija directa de la Sonic le hace honor a los fieles fundamentos que dieron vida a esta monomarca. ¡¡Gracias Caro!!! Además de un hecho hasta este domingo inédito para el automovilismo de nuestro país, es la primera vez que un piloto(a) formado pura y exclusivamente por la monomarca, lidera la tabla anual. Iba a suceder en algún momento y sucedió con Carolina. Otro logro en buenas manos.
Y por si hiciera falta decirlo, la carrera histórica de la Sonic fue la que este domingo cerró la carrera con la menor diferencia entre los tres primeros, diferencias reales en la pista ya que la carrera no tuvo Safety Car.
A Carolina y a la Sonic, gracias por la emoción que sentí este domingo solo disimulada en un relato de tv pero muy fresca en estas líneas. Para ellos pero también para mí, son momentos irrepetibles.
MARIO ROSA
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