Los 1.000 Kilómetros del Turismo Carretera en el renovado escenario del autódromo de Buenos Aires resultaron fantásticos y movieron muchas emociones durante las 5 horas 30 minutos y 54 segundos de competencia. Un digno homenaje a los 80 años del TC con una carrera denominada “del siglo” y que resultó realmente espectacular, con apenas 524 milésimas entre quien recibió la bandera a cuadros, el interminable “Pato” Silva y Guillermo Ortelli, resultando en un final de bandera verde a sumar a la clásica rivalidad Ford-Chevrolet.
Una lástima lo de Mauricio Lambiris, quien llevaba un trabajo tremendo, por mas de tres horas, cuando a su segundo piloto invitado, Lautaro de la Iglesia, estando quinto, se la salió una rueda del auto, la trasera izquierda, en el curvón de Saloto. Finalmente consiguieron la vigésima posición, exiguo premio al trabajo desplegado.
LA VICTORIA DEL PATO
Sesenta y siete mil personas estuvieron en el “Gálvez” para ver y escuchar en el final al Pato: “Esta fue una carrera increíble, en todo sentido. El TC cumplió 80 años, yo llevó 26 en la categoría y esta victoria no sé si será la más importante, pero sí de las de más trascendencia en la historia. Porque yo fui campeón, pero en en el video conmemorativo aparecí por la carrera mil y no por tener una corona”, reflexionó el chaqueño, que tuvo en Juan Tomás Catalán Magni a su compañero de fórmula para el éxito.
Los 44 años del Pato y los 18 del hijo de Julio Catalán Magni, el dueño de la estructura que se llevó los 90 puntos que entregó la carrera al ganador, combinaron sabiduría y frescura. Ahora, Silva, tercero en el certamen y ya siendo vencedor en la temporada, requisito que se necesita para ser campeón, se atreve a soñar con un nuevo título.
Fue el propietario del equipo quien lo empujó hace seis años a Silva a seguir, cuando el piloto ya no sentía la misma motivación para subirse a un auto. “No quería correr más y hoy le devuelvo ese apoyo con esta inmensa alegría que significa ganar y, además, hacerlo con su hijo y en el Catalán Magni Motorsport”, comentó Silva, muy feliz. Para Juan Tomás, treparse a lo más alto del podio significa superar, en ese rubro, a su padre, que jamás pudo celebrar una victoria en el TC. “El Pato podía elegir a un piloto más y se la jugó por mí solo, eso me enorgullece. Cumplí con lo que me pidió él y el equipo, y aunque me pasaron varios autos siempre mantuve la calma. Fue un sueño, un fin de semana redondito”.
La carrera tuvo desde el inicio las pulsaciones elevadas. No se largaba con una grilla dispuesta de ese modo (3-2-3-2), desde 1986. El Pato ocupaba el tercer cajón, junto con Ortelli y Matías Rossi. Sin cumplirse un giro, protagonizó el primer encontronazo de la carrera: Gastón Mazzacane (Chevrolet) lo superó con una maniobra que tuvo un roce y lo llevó a hacer un trompo en la Horquilla del circuito N°12. Cuando retomó, estaba último. “Me chocó en un lugar que no se puede creer, pero no perdí la visión de la carrera, quedaban 177 vueltas”, señaló el ganador. “Esta clase de carreras hay que entenderlas y saber correrlas”, agregó, sobre la filosofía que lo llevó a trepar la escalera hasta la victoria.
El espectáculo en la pista tuvo en Juan Martín Trucco (Dodge), con su compañero Elio Craparo; y en Mariano Werner (Ford), con sus escuderos Marcos Muchiut y Juan Ronconi, a dos protagonistas que debieron resignar puestos en el final por problemas mecánicos. Entonces, José Manuel Urcera (Chevrolet), que eligió a Mariano Altuna y terminó 3ero, y Facundo Ardusso (Torino), con Tomás Urretavizcaya, le dieron forma al póquer de nombres que más puntos cosechó, junto con Silva y el escolta Ortelli. Tampoco faltaron las maniobras descontroladas -el Auto de Seguridad entró nueve veces- y el despiste de José Savino -se quedó sin frenos- en el acceso a la Horquilla, en el octavo giro provocó un susto, porque el auto voló por encima de los neumáticos de contención.
El paseo de las cupecitas de los hermanos Gálvez, del Trueno Naranja de Pairetti, del Siete de Oro de Roberto Mouras, de Traverso y la Chevy y el Presidente Macri ordenando el “enciendan sus motores” fueron el primer acto de un espectáculo que con sus matices aprobó el exigente examen.
RESULTADO FINAL DE LOS 1.000 KILOMETROS
Comentarios