Ferrari develó su nuevo buque insignia, así como también su nombre. El sucesor del Enzo, que de a poco fue asomando, hizo su aparición pública, bajo el nombre LaFerrari. “La mejor Ferrari jamás creada”, señaló en su cuenta personal de Twitter Fernando Alonso, ante la presentación en sociedad del tope de gama de Ferrari.
Se trata de un superdepotivo equipado con la más alta tecnología en todos sus aspectos: el motor, el chasis, la carrocería, el interior, y la dinámica.
Según Ferrari, la experiencia tomada de los autos de Fórmula 1 sumada a la de los modelos GT, brindan en esta unidad soluciones técnicas que hacen alcanzar a este modelo un rendimiento extremo jamás logrado por otra Ferrari. La tecnología empleada en LaFerrari será luego utilizada para el resto de la gama.
LaFerrari está equipada con un corazón híbrido, que combina un impulsor naftero V12 de 6.262 centímetros cúbicos, que eroga 800 caballos, y un motor eléctrico HY KERS que entrega 163, teniendo un total de 960 caballos. El torque máximo es de 900 Nm, entregado a bajas vueltas, producto de la mixtura entre ambos propulsores.
Siendo específicos, el motor eléctrico es un complejo sistema que combina 120 celdas ensambladas en 15 módulos, que entregan una potencia equivalente a 40 baterías comunes, con un peso del conjunto de solo 60 kilos. Las baterías montadas tienen una eficiencia del 94%, lo que significa una escasa pérdida de poder. La carga se lleva a cabo cuando se frena, o bien cuando el V12 naftero entrega más torque que el requerido, por ejemplo en las curvas.
Por otro lado, el V12 es el motor de aspiración atmosférica más potente jamás montado en un auto de Maranello. El sonido de los 12 cilindros se convierten en una verdadera orquesta sinfónica, pues el impulsor trepa con facilidad hasta las 9250 vueltas, entregando además, como ya dijimos, 800 caballos de fuerza.
Uno de los responsables del chasis y de la carrocería fue Rory Byrne, legendario diseñador de autos de Fórmula 1, con un palmarés de 11 autos campeones del mundo. El chasis conseguido es capaz de brindar la mayor rigidez posible con un mínimo peso. Cuatro tipos diferentes de fibra de carbono fueron utilizadas para la construcción del chasis, además de kevlar. En definitiva, se trata de un chasis un 27% más rígido y un 20% más ligero que el empleado en el Enzo.
El Ferrari LaFerrari pesa solamente 1.255 kg, mide 1,99 metros de ancho, 4.70 de largo y 1,11 metros de altura Su distribución de pesos es del 59% detrás y el 41% delante.
No solamente el chasis está pensado para ser prestacional, sino que también cumple con todas las normas referidas a absorción de impactos.
El trabajo aerodinámico tanto del piso como de la carrocería, concluido luego de extensas sesiones de túnel de viento, logra un downforce y un desarrollo único en un auto de calle. El spoiler delantero y el trasero poseen flaps móviles, que “juegan” con la carga aerodinámica, para hacerla más “pesada” o “ligera”. Lo mismo sucede con la nariz, que se abre o se cierra, según la situación medida por la central electrónica.
Los frenos son completamente nuevos y están a la altura del resto del vehículo. LaFerrari equipa discos y pinzas de última generación, que garantizan recortar en 30 metros la distancia de frenado para el 200km/h a 0 km/h, mientras que la desaceleración lateral fue mejorada en un 15%.
Los neumáticos escogidos son unos muy específicos brindados por Pirelli. Se trata de unos P-Zero 265/30 R19 adelante y 345/20 R20 detrás. Gracias a la integración de los sistemas de control dinámico, la aerodinámica y mecánica activos, el tiempo de respuesta al girar el volante al es 30% más rápido y la aceleración lateral en curvas aumenta en un 20%, siempre son respecto a su antecesor.
Las suspensiones son independientes con gestión electrónica, lo que quiere decir que varían rigidez, expansión y contracción de un modo inteligente.
Las prestaciones estimadas son las siguientes: 0 a 100 km/h en 3 segundos, velocidad máxima situada en unos 350 km/h, y un 0 a 300 km/h en unos 15 segundos.
LaFerrari se hizo esperar por varios meses. Dicen que para sostener el deseo hay que hacerlo esperar.
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