El City Centre Airport de Edmonton, en Alberta, oeste de Canadá, se convertirá en el especial escenario de la Fórmula Indy este fin de semana. La pista Este del aeródromo, fuera de servicio desde el año pasado, sirve como base para montar un circuito de características muy diferentes a casi cualquier otro. Zonas de pista con un ancho a la medida de un avión (con sus marcas aún visibles en el pavimento) se combinan con otras mas estrechas y conforman un trazado con dos rectas opuestas, dos horquillas de 180 grados y una zona mixta con curvas de diferentes características hasta 13 en total. El circuito ha sido remodelado y alargado hasta 2.556 millas (4,113 km), dándole mayores posibilidades de sobrepaso, según los organizadores. Se espera que en la recta principal de algo mas de 1000 metros los coches puedan superar los 300 km/h. El piso tiene las irregularidades típicas de las pistas de cemento, con sus juntas de dilatación y desniveles, aunque los organizadores aseguran que se han “suavizado” las zonas mas críticas.
De cara a los espectadores esta pista ofrece la ventaja de ser totalmente plana por lo que se puede visualizar en su totalidad desde los asientos en las tribunas. Sin embargo eso se convierte en una desventaja para los pilotos que tienen pocas referencias para sus puntos de frenada y giro.
Esta carrera estará marcada por un trabajo importante de reconocimiento del trazado y sus características por parte de los pilotos, que además será igual para los 26 participantes, lo que significa que no hay favoritos a priori, por lo menos por el lado de la experiencia en la pista. Lo que sí habrá es algunas “cuentas pendientes” entre los líderes del campeonato Dario Franchitti (Ganassi) y Will Power (Penske) después de su incidente en Toronto hace dos semanas, o tal vez entre Oriol Serviá (Newman/Haas) y Marco Andretti (Andretti) por un caso similar. También hay agravios que se remontan al año pasado en la misma Edmonton donde Helio Castroneves (Penske) fue desposeído de la victoria en favor de Scott Dixon (Ganassi) cosa que motivó una muy airada reacción del brasileño contra los comisarios, llegando a irse hasta la torre de control a “cambiar impresiones” con ellos en términos muy poco amistosos. Lo cierto es que Castroneves no lleva tampoco un muy buen año en 2011, habiendo estado involucrado en muchos incidentes de pista con una conducción un poco pasada del límite. Las 90 vueltas previstas de carrera seguramente darán para mucho, aunque esperamos que las banderas amarillas no se conviertan en protagonistas.
Muchos ingredientes para un fin de semana atractivo en Edmonton junto a la IndyCar, sumándole además que la Indy Lights experimentará aquí el sistema de doble carrera con dos series de 50 vueltas, similar al que ya protagonizaron sus hermanos mayores en Texas.
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DOSEFES
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