Cuando pensamos en diseño automotriz pensamos en Pininfarina, y si hablamos de diseño de autos de carrera, seguramente el primero que nos venga a la mente sea Adrian Newey debido a sus grandes éxitos, sobre todo en estos últimos años, pero en ambos casos, nuestra “computadora” piensa, a vuelo de pájaro, en el viejo continente.
Pero no necesariamente hay que tomar un avión para conocer a un diseñador. En la calle República, detrás de unos portones azules duerme el primer Fórmula 4 construido artesanalmente íntegramente en Uruguay y a su lado esta su mentor, a quién se le iluminan los ojos al hablar de su creación, como si de un hijo se tratase.
Guillermo Domínguez, un uruguayo hijo de españoles de 42 años, lleva casi toda su vida inmerso en este mundo, y gracias a las ganas de ir para adelante, al empeño y a su fuerza de voluntad, ha desarrollado este monoposto que se asemeja mucho a cualquiera que podamos ver en Europa.
“Cuando ves el auto terminado te sentís Colin Chapman” comienza diciendo Guillermo, quien explica que “el diseño en este caso es libre. Lo fuimos construyendo a gusto y capricho, probando muchas veces, pero al fin tenemos el producto terminado.” Lógicamente que es libre pero respetando los reglamentos de las categorías en las que el auto puede participar.
El vehículo no solo servirá para la nueva categoría que se pondrá en marcha en Uruguay a partir de la presente temporada de Velocidad en Pista, sino que también será utilizado en Argentina a partir de este año.
“Este año tendremos que viajar mucho. En Uruguay somos conocidos y la gente confía en nuestro trabajo, pero en Argentina no, así que tendremos que demostrar que el auto, además de lindo, puede ganar carreras.”
El monoposto es “superior a cualquiera construido en la región” señala orgulloso Guillermo, quién nos explica que íntegramente se hace en su taller. “Si te fijas en el esquema de suspensión y en los porta masas, verás que es similar a los que se emplean en la Fórmula BMW o Ford, pero a nuestro taller llega la materia prima. Aquí acondicionamos los caños, le damos forma, les hacemos las roscas y todo lo que lleva para que quede así.” Ninguna pieza es importada, todas ellas se hacen artesanalmente. Ninguno de estos autos se construye en serie.
Domínguez piensa que este auto es incluso muy competitivo económicamente hablando. “Si comparamos los costos de este monoposto con uno hecho en Estados Unidos, estamos muy por debajo.”
El habitáculo es bastante pequeño, y una vez abierta la tapa que cubre la pedalera vemos los minúsculos pedales, dispuestos de tal forma que al accionar el freno nos quede el acelerador muy cómodo para realizar la maniobra conocida como “punta y taco”. “De mocasines, ¡imposible!”, me indicó el propietario.
El auto, sin motor y sin caja, cuesta unos U$S 18.000 mil, y se espera que la Fórmula 4 Nacional sea la categoría más rápida. “Nuestro auto, con piloto incluido pesa unos 545 kilos. Los motores proveerán un poco más de 110 caballos, con lo que van a andar muy bien. El paso de curva y los puntos de frenaje son los lugares donde más hacen la diferencia.”
También le consultamos si se puede aprender a manejar un auto de estos con algún añito más que los de costumbre: “por supuesto que se puede. A un piloto le lleva unos 4 años desde que comienza en Karting, pero se puede. Claro, si te subís y ya querés andar al máximo, no tengas dudas que te va a ir mal.”
Pero el interés de Domínguez como preparador no termina en el auto. “Yo corrí cuatro años en Karting, hice alguna carrera en autos de Fórmula y de Turismo, pero a mi nadie me enseñó nada. Por eso, he estudiado y trato de seguir estudiando mucho para poder enseñar a los nuevos pilotos.”
“Nosotros recomendamos a nuestros pilotos un trabajo técnico, psicológico y físico. Ganar carreras no solo depende del auto y del motor, depende del piloto, de su motivación y de su profesionalismo” reflexionó Guillermo. “Los pilotos siempre deben estar motivados, sino pierden las ganas de correr. Recordemos que en una carrera solamente gana un piloto, y a veces se repite, entonces nuestro trabajo es hacer que si un piloto no logra ganar, no se desilusione. Siempre hay cosas para mejorar, tanto en el auto como en el piloto.”
En el taller de Guillermo, que por no mucho tiempo más estará ubicado allí sino que se mudará a un lugar más amplio, también nos llamó la atención una máquina única en nuestro país para medir con precisión los amortiguadores. “Estos elementos hacen la diferencia en el seteo del auto. Antiguamente no teníamos esta máquina y la información que teníamos no era la suficiente. Ahora podemos decir con exactitud como trabaja cada unidad, y configurarla a gusto de cada piloto.”
La mayoría de los autos de Turismo Libre y algunos de Superturismo son llevados a Dominguez Competición para regular los amortiguadores. Además, están realizando la adaptación de motores de muchos autos que serán de la partida de la Fórmula 4 este año.
Guillermo Domínguez pasa casi todo el día en su taller supervisando los trabajos que allí se hacen, no dejando nada librado al azar. Tiene además, un proyecto con UTU (de donde él es egresado, además de un breve paso por la Facultad de Ingeniería) y con talleres Don Bosco.
“Para quién estudia mecánica es un lindo reto ver como hacemos un auto de estos. Es muy bueno mostrarle a la gente que se puede, que lo que está en la imaginación puede llevarse a cabo. A veces vemos la Fórmula 1 y la los chicos los ven un objetivo muy lejano, muy intangible. Este auto es real, hay mecánicos trabajando detrás de él, herreros, profesionales del torno y artesanos de fibra de vidrio. Me parece que es bueno mostrarle a los chicos que, con esfuerzo y dedicación, se puede llegar.”
Por último, le consultamos como es el trabajo de la puesta a punto de un auto. “Si bien se busca el balance del auto (que no vaya de cola ni de trompa), depende de capa piloto. Los pilotos nos indican algún dato que utilizamos, pero también nosotros evaluamos al piloto. El auto tiene muchas opciones, pero los extremos son muy claros. Un piloto un poco lento de reflejos puede hacer el mejor tiempo con un auto no tan rápido, y uno un poco más hábil puede utilizar el auto más vidrioso (más nervioso, el más rápido que puede configurarse), pero depende.”
En definitiva, con caños de 6 metros de largo, litros de resina y mallas de fibra de vidrio, el equipo ha creado, con 5 años de desarrollo, este Fórmula 100% uruguayo.
Así pues, el equipo Domínguez Competición se mueve bajo una máxima: “No creemos ser los mejores; trabajamos para serlo”.
Hebert Paguas
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