Tenía pocos años cuando leí por vez primera sobre la asombrosa velocidad del “cheetah”, el mamífero terrestre mas rápido del mundo.
Recientemente, ví que en el Zoológico de Cincinnati, uno de esos super ágiles gatitos, llamado “Sara”, corrió los 100 metros -con partida detenida- en cinco segundos y noventa y cinco centésimas, o sea 16.80 metros por segundo, llegando a una velocidad maxima de 27 kilómetros por hora.
Para ponerlo en el contexto humano, mucho mas veloz que el récordman olímpico, el jamaiquino Usain Bolt y sus 9”63/100.
Los “cheetah”, de los cuales no hay muchos, pesan un promedio de 50 kilos y el 50% es masa muscular locomotora, que le permite acelerar de esa forma en el cero a cien, como detenerse en un abrir y cerrar de ojos, generalmente en función de su presa.
Si pensamos que un auto promedio hará los 100 metros en diez segundos tendremos una major noción de lo grandioso que es Bolt y lo que desde un absoluto ostracismo logran “Sara” y sus congeneres, por ejemplo en el Serengueti, el famoso parque nacional de Tanzania.
Un Fórmula Uno está por debajo de los tres segundos, sí ya sé, pero es producto de ingeniería. Los otros, de ese alguien o algo superior que generó el mundo en que vivimos.
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