Se terminó el Rally Dakar para Carlos Sainz. Problemas en el motor del buggy han dejado por el camino al madrileño mientras transitaba el kilómetro 181 de la sexta etapa del 34° Rally Dakar.
Hacía dos años que el español, excampeón mundial de rallies, no corría en esta competencia, actualmente afincada en América del Sur. Fueron su victoria y sus siempre buenas participaciones a bordo de la Volkswagen Touareg las últimas veces que habíamos visto al Matador en tierras sudamericanas, compitiendo a brazo partido con Nasser Al-Attiyah, su interminable compañero de equipo.
Tras el receso del rallista, fue el propio qatarí el que invitó a Sainz a unirse a su nueva aventura, tras una decepcionante carrera que el príncipe tuvo en 2012 con el buggy que le había alquilado a Robby Gordon, y su posterior pelea con el estadounidense.
Fue entonces cuando Nasser decidió construir un buggy, para lo cual invitó a Sainz quien además haría de desarrollador.
El español apenas tuvo tiempo de probar la nueva máquina, y enseguida de la línea de partida en Lima, Perú, salió con todo.
El pasado domingo aparecieron los primeros problemas, cuando su GPS defeccionó e hizo que perdiera mucho tiempo, que luego la organización le devolvió, y más adelante le volvió a imponer, quedando bastante relegado de la punta.
Luego tuvo problemas en la electrónica, más tarde en un caño de nafta, dejando a Sainz sin opciones al título y bastante ofuscado, sobre todo con ASO, la organización del Dakar, hasta el actual abandono.
Queda claro que no ha sido una buena experiencia para el español, aunque tal vez haya conocido lo suficiente de su máquina como para volver recargado en 2014.
Como todo auto nuevo era previsible que tuviera algún inconveniente, por lo que justamente ayer miércoles, Mario me dijo, a modo de vaticinio “no creo que aguante”. Pues Mario tenía razón.
Veremos qué pasa con Al-Attiyah, que acaba de tomar la punta de la competencia.
H.P.
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