Todo fanático que se precie de tal conoce el emblema de Ferrari: un caballo parado en sus patas traseras, más conocido como Cavallino Rampante. Ahora bien, porque Ferrari eligió ese logo, es una historia contada por el propio Enzo Ferrari.
“La historia del Cavallino rampante es simple y fascinante. El caballito estaba pintado en el fuselaje del caza de Francesco Baracca, el heroico aviador caído en Montello, el as de ases de la I Guerra Mundial. Cuando gané en 1923 el primer Circuito del Savio, que se corría en Rávena, conocí al conde Enrico Baracca, padre del héroe; de aquel encuentro nació otro con la madre, la condesa Paolina. Fue ella quien me dijo un día: “Ferrari, ponga sobre sus coches el Cavallino rampante de mi hijo, le traerá fortuna… Conservo todavía la fotografía de Baracca con la dedicatoria de sus progenitores, en la que me confiaban el emblema…”.
Fue en 1932 cuando el escudo apareció por primera vez, en ocasión de las 24 horas de Spa. Si bien Ferrari ya utilizaba el logo en publicaciones y hojas, no fue hasta 3 años después cuando lo plasmó en uno de sus equipos.
Pasaron los años, y el primer auto de Maranello en llevar el emblema en su capot fue un 125, en el año 1947, en el circuito de Piacenza.
El emblema ha mutado durante el paso de los años, incorporando la “SF” cuando se trata de autos de carrera, y omitiendo la sigla cuando son autos de calle, pero la silueta ha sido siempre similar, reconociéndola a primera vista.
Comentarios