Durante mediados de la década del 80, un grupo de clase internacional de rally marcaría un antes y un después en la especialidad: el Grupo B. Les llamaban los Fórmula 1 de la tierra, pues sencillamente, eran eso.
El escaso número de vehículos necesarios para su homologación significó que las marcas participantes (Peugeot, Audi, Lancia, y más tarde Ford y Citroën) crearan vehículos de competición, y desde ellos, vehículos de calle. A la inversa de lo que sucede por estos días.
Se permitían avances tecnológicos de punta par la época, y la potencia fue creciendo a un modo exponencial, sin el desarrollo electrónico que más tarde conocimos. Es así que el propio Walter Rohrl señalara que era imposible mantener el acelerador apretado a fondo por más de dos segundos consecutivos.
Tras poco más de un lustro en los caminos, y luego de sendos accidentes que costaron vidas a pilotos y público, el Grupo B fue prohibido, dando paso al Grupo A, con autos mucho más civilizados.
En Nueva Zelanda, dentro del rally, existe un grupo que admite vehículos denominados Extreme, cuyas modificaciones hacen recordar al Grupo B. Tal es el caso del siguiente Peugeot 207, que equipa un motor central Renault 3.5 V6, que eroga 450 caballos a las cuatro ruedas.
El sonido y la potencia se notan en el video, y bien podría asemejarse a un Grupo B de nuestro días.
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