El Gobierno brasileño prorrogó hasta diciembre próximo los incentivos fiscales para la compra de vehículos nuevos con el fin de estimular la industria automotriz ante la caída de las ventas y producción de vehículos.
El Gobierno decidió mantener una reducción del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI) que vencía este lunes, pero que fue prorrogado hasta final de año, según anunció el ministro de Hacienda, Guido Mantega.
El beneficio, creado para incentivar el sector, fue implantado en mayo de 2012 por un período inicial de tres meses pero su vigencia ha sido prorrogada en varias ocasiones para estimular las ventas.
La decisión fue divulgada por el ministro tras una reunión con la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea), que informó recientemente de que la producción de automóviles, camiones y autobuses en Brasil disminuyó un 18 % en mayo en comparación al mismo periodo del año pasado.
Mantega atribuyó la caída de la producción a la disminución y al encarecimiento del crédito y confió en que con la nueva medida se mantenga el empleo en la industria automotriz.
El presidente de Anfavea, Luiz Moan, afirmó que con el mantenimiento de la medida el comportamiento del sector en el segundo semestre deberá ser mejor que durante el primero.
“El objetivo es contribuir al ritmo de crecimiento de nuestras ventas”, comentó Moan, citado en un comunicado divulgado por el Ministerio de Hacienda.
Los descuentos en los impuestos obligarán al Estado a renunciar a ingresos fiscales por cerca de 1.600 millones de reales (unos 758 millones de dólares).
De acuerdo con Anfavea, entre enero y mayo, las ventas de automóvil cayeron un 5,5 % respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que la producción se retrajo un 13,3 % en los primeros cinco meses del año.
Brasil ocupa la cuarta posición en el ránking mundial de fabricantes de vehículos y posee el mayor polo de industria automotriz de América Latina.
El sector atraviesa momentos difíciles, presionado por la caída de las ventas al exterior, principalmente a Argentina, así como por el difícil acceso al crédito de los brasileños y el aumento de las tarifas de energía eléctrica.
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