El domingo de Pascua, los huevos y unos cuantos que los llevan bien puestos

Hoy es domingo de Pascua, también llamado “De Resurrección” o “Domingo de Gloria”. Es una fecha muy especial para el cristianismo en la que se conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado. Marca el final de la Semana Santa (para mí el de Semana de Turismo, acepción desvirtuada este año por esta increíble pandemia que salvo a los vendedores de ventiladores, barbijos, etc. nos tiene muy mal).)Hoy

No tiene una fecha fija, pues varía – de acuerdo al primer Concilio de Nicea del año 325- entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril.

Es toda una tradición familiar, especialmente por estos lares, comer huevos de chocolate (previo paso a esconderlos de los mas pequeños y en mi caso extrañaré a la pequeña prole -entre toda la familia- casi una decena de nietos,  revolviendo plantas hasta encontrarlos. Ni los pequeños, ni la mayoría de nosotros sabíamos que el origen remoto del huevo de Pascua viene de la Diosa de la Fertilidad mesopotámica Ishtar, adorada por los babilonios, asirios, fenicios e incluso los hebreos, y justamente de estos últimos viene el nombre “Pascua”, por “Pesaj”.

En los primeros tiempos el huevo fue de azúcar, pero desde hace cinco siglos es de chocolate.

Pero no se trata sólo del huevo sino del conejo, un símbolo algo menor en popularidad el domingo de Pascua, que hizo su primera aparición en la obra de Georg Franck con Frankenau, “Acerca de los Huevos de Pascua” en 1682, cuando el texto hace mención a una liebre que traía los huevos en la región de Alsacia. Este conejo llegaba con una canasta con huevos decorados que iba entregando a los niños, la noche antes del Domingo de Pascua. ¿Porqué un conejo? Es un misterio, pero las teorías apuntan a su gran capacidad de procreación.

Hoy yo sostengo que podemos crear “el cavallino” de Pascua, pero no hay pie religioso o tradición alguna detrás de este capricho. Simplemente porque -con todo respeto- Ferrari ha sido un símbolo casi religioso en toda mi vida.

Antes que me lluevan palos, apelaré al corazón de Uds. Es que a mi nieto varón le encantan “los Cocó” y para la próxima Pascua será lo que esconderé para que él encuentre… No me crucifique, fue una bromita, en fin otro intento de que nuestra mente abandone por unos segundos su foco en la recurrente preocupación que nos ha dado vuelta la cabeza…

Arriba, compre los huevos, y si es posible acérquelos -como reserva- a quienes hoy en día mas los tienen: el personal sanitario que hora tras hora está en la trinchera. Yo sé que no los precisan, pero estos son tan sólo par endulzarles un ratito, la realidad de estos tiempos.. Estos, con el cavallino desafiante, son los huevos que mejor representan a médicos, nurses y todo el personal que se encabrita ante el enemigo invisible que pronto la humanidad vencerá.