Una vez preguntó: ¿”sabés cual es el único lugar en el mundo, además de Alemania, dónde se fabrican BMW”?
Con una sonrisa tan ancha como su orgullo, José Arijón se refería a Uruguay. Y sí, era cierto. Lo había logrado. Fue en la década del sesenta y el modelo un histórico como el 2002.
“El Gallego” como todos le conocían, falleció el pasado lunes, a sus bien vividos 87 años. Llegó a nuestro país en los 50 y comenzó su actividad laboral en “La Casa del Carburador”, pero emprendiendo, consiguió la representación para Uruguay de -nada menos- que BMW. Había nacido en San Breixo, La Coruña, en 1931 y emigró hacia aquí con veintitantos. Sí, uno de los tantos, pero uno muy especial, algo bruto en su trato (con respeto) pero afable y muy inteligente, dejó en muchos recordables anécdotas, la mayoría -que conozco- resultado de su vinculación con el automovilismo deportivo uruguayo, a través del patrocinio a pilotos que marcaron mis comienzos periodísticos, como Diego Fernández o mas tarde Diego De Arteaga.
Fue un dignísimo embajador gallego, llegando a presidir Casa de Galicia y recibió por sus aportes la medalla de plata de Galicia, de manos de quien aquel entonces era el Presidente de la Xunta, Manuel Fraga. Si se habrá destacado en lo suyo que presidió también la Cámara de Comercio del Uruguay y fue distinguido con la Medalla de Honor de la Emigración, entregada por el Ministerio de Empleo español.
Un día vendió Camur. Y un día, no hace mucho, me enteré que estaba radicado en Estados Unidos, y que estaba enfermo.
Ayer, supe de la noticia de su fallecimiento y como nos suele ocurrir a los de sesenta para arriba, se me aparecieron imágenes suyas contra las que el tiempo no pudo. La mejor es la de su sonrisa, que seguramente comparto con muchos de los que estén leyendo esto, ahora.
Buen viaje, Gallego! Y que sea en un 2002.