“Ladies and gentlemen, start your engines”

El Indianapolis Motor Speedway y sus legendarias 500 millas son un compendio de tradiciones y rituales que se han ido acumulando a lo largo de su centenaria historia.

La frase del titular “Señoras y Señores arranquen sus motores.” se pronuncia tradicionalmente desde hace décadas por parte del Presidente del circuito, cargo que en estos días ejerce la Sra. Mari Hulman-George, hija de Tony Hulman que  fue el responsable de que la pista mas famosa de Norteamérica progresara hasta lo que es hoy día.  Esta dama que ha vivido gran parte de la historia moderna de “Indy”, es la cabeza de una empresa netamente familiar que sobrevive aparentemente bien en esta época de grandes corporaciones, absorciones y crisis varias.

Podríamos escribir todo un tratado sobre las tradiciones del circuito y su carrera insignia las 500 Millas, pero hoy les hablaremos de dos emblemas relacionados con los ganadores: el trofeo y el brindis.

EL TROFEO BORG WARNER.-

 

Este famoso trofeo fue encargado en 1936 por la empresa de componentes al diseñador Robert J. Hill y la joyería Spaulding-Gorham de Chicago que lo realizaron en plata de ley.  Mide actualmente 1,65 metros de alto y pesa unos 50 kg.  Su precio original fue de 10.000 dólares, pero hoy en día se considera que su valor sería de 1 millón de billetes verdes.

En mi opinión su característica mas curiosa es que lleva aplicadas todas las caras en relieve de los distintos ganadores de las 500 millas con su nombre y el año correspondiente grabados.  La única excepción que se ha hecho a esta norma fue la de incluir la cara de Tony Hulman, propietario del circuito e impulsor de su progreso, pero en oro.  Entre las caras de los pilotos también se hizo una excepción con Tom Sneva, ganador de 1983 y primero en superar la barrera de las 200 mph, quien pidió que se incluyeran sus gafas de sol en la imagen.

El trofeo original se llenó en 1986 en su cincuentenario, por lo que le fue añadida una base que en 2004 debió ser cambiada a su vez por una mayor que servirá hasta el 2034.

Desde 1988 se entrega al piloto ganador una réplica de 45 cm bautizada como “Baby Borg”, cosa que también se ha instituido desde 1997 para el propietario del auto.

BRINDIS CON LECHE.-

En 1936, el tres veces ganador de las 500 millas Louis Meyer fue quien accidentalmente introdujo esta singular costumbre en el podio.  Su madre siempre le recomendaba beber “buttermilk” (suero lácteo) como refresco y reconstituyente cuando tuviera calor.  Al finalizar la carrera ese año así lo hizo y la imagen cayó en manos de un ejecutivo de la industria láctea, muy importante por cierto en el estado de Indiana, quien se encargó de que se siguiera el ritual en el futuro.  Salvo breves interrupciones, la escena se repite desde 1956 ininterrumpidamente.

DOSEFES 

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