La caja doble embrague, automática de siete, acompasa el modo configurable de acción: Comfort, Sport, Track y Race, éste último reservado a pilotos que calzen la medida. La suspensión “RaceActive Chassis Control II”, con dobles triángulos en ambos ejes, tiene el esquema de funcionamiento ya conocido anteriormente en McLaren: amortiguadores conectados hidráulicamente entre sí que permiten, entre otras cosas, controlar el balanceo del auto sin recurrir a barras estabilizadoras.
El “McLaren Senna” equipa elementos de aerodinámica activa tanto en la parte frontal como atrás dónde resalta un gigantesco alerón activo y un enorme difusor -fabricado en una sola pieza- que recorre prácticamente todo el ancho del auto. El frontal cuenta con enormes entradas de aire, un prominente “splitter“ en la parte baja y un capó acanalado para crear más sustentación. En el lateral, los esculpidos pasos de rueda, apéndices aerodinámicos diversos y un minucioso trabajo llevado a cabo en las puertas canalizan el aire para aumentar el agarre aerodinámico a la vez que refrigeran la mecánica. Las puertas se abren imitando el funcionamiento de las del modelo F1, y pueden equiparse opcionalmente con la parte superior y lateral en cristal (de serie son enteramente de fibra de carbono).
Si le preocupa la comodidad a bordo, hace bien, pues aunque van dos pasajeros, todo es muy espartano, no hay lugar para guardar nada y algunos detalles llaman la atención como por ejemplo el botón de Start arriba de la cabeza del conductor. Volante, puertas y mariposas de la caja son también de fibra de carbono y la pantalla “touchscreen” es lo único “High Tech” que se percibe en el habitáculo.
En definitiva, el objetivo del McLaren Senna es “ser el mejor auto de calle para circuitos”. ¿Que diría Ayrton?
Fotos: Mc Laren Technologies
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