Adrian Newey: el hacedor de misiles

Adrian Newey aparece poco, pero es quien diseña los misiles.

El inglés Adrian Newey, diseñador de los autos con los que Sebastian Vettel y Red Bull han festejado los últimos cuatro títulos mundiales de pilotos y constructores de Fórmula Uno, es el ‘gurú’ de la aerodinámica, y, en gran parte, el máximo responsable de los éxitos del cuádruple campeón alemán.

Vettel se proclamó hoy, con 26 años, tres meses y 24 días, el cuádruple campeón del mundo más joven de todos los tiempos, después de batir con creces el récord de su compatriota Michael Schumacher, que logró el cuarto de sus siete títulos a los 32.

Red Bull, equipo que no existía hace diez años, debe su irrupción en la F1 en primera instancia al magnate austríaco Dietrich Mateschitz, dueño de la famosa empresa de bebidas energéticas, que optó no sólo por entrar en la categoría reina del automovilismo, sino por la creación un equipo con una estructura sólida, cuyos resultados a la vista quedan.

El ‘mandamás en las sombras’ del equipo que dirige el inglés Christian Horner es otro austríaco, el expiloto Helmut Marko, el ‘padrino deportivo’ de Vettel, que maneja con mano férrea casi todas las cuestiones internas y el programa de jóvenes pilotos.

Y del que ha salido el australiano Daniel Ricciardo, décimo hoy en India con un Toro Rosso -el ‘segundo equipo’ de la gran potencia- y que el año próximo será compañero de Vettel, en sustitución de su compatriota Mark Webber, que se retirará a final de año y que ha aportado nueve victorias y doce ‘poles’ al equipo.

Pero el indiscutible padre de todos los éxitos de Red Bull y Vettel es Newey, que después de haberlo hecho con Williams y McLaren, festeja hoy su octavo Mundial, esta vez con la escudería austríaca.

Newey es el creador del monoplaza con el que Vettel ha logrado 35 de sus 36 victorias, cinco de ellas en 2010, cuando le “quitó” el título en la última carrera, en Abu Dabi, al español Fernando Alonso.

Once las obtuvo durante la campaña siguiente, en la que Vettel y su equipo “arrasaron”‘ en el Mundial, que dejaron virtualmente sentenciado a mitad de una temporada en la que el Red Bull arrancó desde la primera posición en todas las carreras menos una: la de Corea del Sur, donde la ‘pole’ la firmó el inglés Lewis Hamilton, sexto hoy en India con Mercedes y de aquella aún en McLaren.

En quince ocasiones lo hizo el propio Vettel, que también batió esa temporada el récord de ‘poles’ en un mismo año que detentaba el inglés Nigel Mansell, que en 1992 -el año que ganó el Mundial- salió catorce veces primero.

El ingeniero estelar de la F1 nació hace 54 años en Stratford-upon-Avon, donde vio la luz otro genio, William Shakespeare, y se vinculó al deporte motor a finales de los 80, con March, en una época en la que la aerodinámica no era fundamental.

Newey no destacó y Williams,  su salida de March para contratarlo a finales de 1990.

Al año siguiente, Williams rozó el título con Mansell -el sexto piloto con más triunfos (31, uno menos que Alonso y a cinco de Vettel, que es cuarto) en F1-, al que finalmente en 1992 Newey le diseñó el auto ganador con el que lograría su único Campeonato.

Un año después, Newey -del que dicen que diseña a mano, sin usar ordenadores- dibujó el modelo con el que el francés Alain Prost -ganador en 1985, 86 y 89, con McLaren, y cuyas 51 victorias en F1 sólo supera el alemán Michael Schumacher (con 91)- capturó su cuarto título: el que hoy igualó Vettel en las afueras de Nueva Delhi.

En 1994, el primer año triunfal del ‘Kaiser’ -que capturó los dos primeros de sus siete títulos ese año y al siguiente con Benetton (los demás, entre 2000 y 2004, con Ferrari)- Williams no ganó el de pilotos, pero logró la tercera corona consecutiva de constructores.

Después de los dos títulos de Schumacher, Williams festejó a dos nuevos campeones: el inglés Damon Hill, vencedor en 1996, y el canadiense Jacques Villeneuve, que logró el título un año después.

Newey pasó luego a McLaren, escudería para la que ganó dos Mundiales de pilotos, en 1998 y 1999, el finlandés Mika Hakkinen, que aún le discutió el de 2000 a Schumacher, que comenzó a forjar a partir de ahí su leyenda: un reinado deportivo que llegó a su fin en 2005, con el primero de los dos títulos de Alonso con Renault.

Red Bull -propiedad del magnate austríaco Dietrich Mateschitz- compró Jaguar y debutó en 2005 en la categoría reina. A finales de ese año anunció el fichaje de Newey, que no ideó el monoplaza de 2006, pero sí participó en el de las siguientes temporadas, mejorándolo hasta obtener, en 2009, los primeros triunfos.

Fue Vettel -que había ganado su primer Gran Premio un año antes, a bordo de un Toro Rosso, en Monza (Italia)- el que inauguró el historial de victorias de Red Bull, en China, donde consiguió, en la tercera carrera de 2009, un doblete junto a su ‘íntimo enemigo’, el australiano Mark Webber.
Cuatro de ellas en 2010, el año del primer título del ‘pequeño Kaiser’, que ‘voló’ hacia su segundo Mundial un año después y se lo volvió a ganar por muy poco a Alonso la temporada pasada, antes de dominar de nuevo con insultante autoridad ésta.

En la India, Vettel festeja hoy su cuarto título en cadena. Al mismo tiempo que Red Bull celebra su cuarto Mundial consecutivo de constructores. Gracias a Adrian Newey. El hacedor de misiles.

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