Se cumplieron 60 años de la aparición en Europa del primer automóvil de carreras patrocinado. Sí, fue a fines de Junio de 1958 cuando una Maserati fue tripulada en Monza por Stirling Moss con pintura en su carrocería dedicada al primer sponsor, “El Dorado”, que provenía de afuera del mundo del deporte motor.
Fue este el primer ejemplo del patrocinio como luego se le conoció y que dejó de lado los tradicionales colores asignados a cada país por la FIA.
“El Dorado” era una empresa fabricante de helados, cuyo dueño era el italiano Gino Zanetti y puso el dinero para respaldar a dicha Maserati que participaba en el “Trofeo dei due Mondi”, la carrera de los dos mundos, que puso frente a frente a los pilotos europeos ante los de las 500 Millas de Indianápolis.
El color rojo, clásico de los autos de carreras italianos, fue pintado de crema en la Maserati 420/M/58, con el logotipo de “El Dorado” en los laterales, la trompa y un pequeño deflector.
El logotipo, con la cara de un sonriente “cowboy” se colocó en la nariz y en los laterales de la aleta trasera, en tanto debajo de la inscripción de los laterales se colocó la palabra “Italia” para marcar la nacionalidad del patrocinante, así como la del constructor del auto.
Ya Maserati se había retirado oficialmente de la F1, tras el título de Juan Manuel Fangio en 1957, pero continuaba proporcionando autos para clientes que pretendían ser potenciados por el motor 450S “twin-cam” V8 de 4.200 cc, capaz de 419 HP a 8.000 vueltas.
Para el caso de Monza el chasis se alargó y reforzó de manera de resistir el hormigón de la pista, en tanto para reducir el peso se recurrió a ruedas de magnesio con la carrocería en aluminio.
La carrera se corrió en tres series. Moss finalizó cuarto en la primera, quinto en la segunda pero la dirección de la Maserati se rompió en la tercera, terminando contra las defensas, por lo que fue séptimo en la clasificación general.