Inmersos en un clima olímpico, que mejor que ponernos a tono publicando esta curiosidad, que roza la temática de esta web.En el año 1904, mientras en Uruguay había revolución civil, en Saint Louis, Estados Unidos, se disputaba la tercera edición de los Juegos Olímpicos modernos de verano.
A diferencia de la actualidad, la única manera de disfrutar los Juegos era estando allí presente, pues obviamente no había televisación en vivo ni nada que se le parezca. La tarea de fiscalización era igualmente complicada.
Pues bien, llegaba el turno de la maratón, y entre los competidores se encontraba el tristemente célebre Frederick “Fred” Lorz.
El locatario partió en punta dicha maratón, pero cuando iba por el kilómetro 14.5 quedó exhausto. Su manager lo seguía de atrás en un automóvil, y tuvieron la misma idea que Mr. Bean en la apertura de Londres 2012. Lorz se subió al auto, que lo trasladó durante 17.7 kilómetros, hasta que una avería sobrevino. El atleta siguió compitiendo de nuevo a pie, y cruzó la línea de meta con los brazos extendidos proclamándose ganador. No fue sino por la queja de los espectadores que lo vieron en el auto que Lorz fue descalificado, momentos en que el estadounidense empezó a reír y dijo que todo se trataba de una broma.
La maratón de 1904 no terminó allí. El segundo en cruzar la meta (primero, tras la desclasificación de Lorz) fue el también estadounidense Thomas Hicks, quien casi perece luego de finalizada la carrera.
Resulta que por aquel entonces, se decía que la estricnina (veveno para roedores) era un producto que mejoraba el rendimiento. Al deportista le inyectaron el producto no una sino dos veces, pues no daba el resultado esperado y continuaba exhausto, además de hidratarse con brandy durante la competencia.
Finalmente la carrera fue ganada por el ¿dopado? atleta, con un tiempo de 3:28:53, bastante lejos del récord de Patrick Makau, 2:03.38, obtenido en 2011, mientras que Lorz fue expulsado de por vida de la Amateur Athletic Union por su chistecito de correr en auto…
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