Arrieta, un personaje se retira, pero no se va

 

Hace unos días que nos enteramos de la decisión de Guillermo Arrieta. No correrá mas, después del Rally del Atlántico, que oficiará como su despedida. Se irá por la puerta grande, como un muy buen piloto que se destacó tanto en pista como en rally, y como un personaje afable, siempre sonriente, pro activo y habiendo cultivado muchísimas amistades en el automovilismo.
Un Personaje tan querido no precisará ganar para que todos se le acerquen para un abrazo….
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¿Quien te hizo tomarle el gusto al automovilismo?

“Llegué por mi viejo. Yo era un chiquilín y el me llevaba a El Pinar. Nos poníamos contra el tejido, ahí donde está el Parador y tengo recuerdos de haber visto “El Desafío de los Valientes”, a los 128, los Escort y los pilotos de aquella época, por ejemplo el lamentablemente desaparecido “Flaco” Gutiérrez, los Branda, Fosco Rossi, “Pipo” Castro y tantos otros,  y de ahí en mas me hice socio  muy joven de AUVO y empecé a frecuentar las carreras. Un día, el “flaco” Guillermo Reyes, me invitó a ser banderillero, y eso me hizo sentir parte de lo que estaba pasando. Luego, el siguiente paso  fue cuando un gran amigo, que sigue hasta el día de hoy, Luis De Luca,  empezó en la Fórmula Vee, y mi viejo  a darle una mano en la preparación del auto. Como eso se hacía en casa, tuve un acercamiento mayor y en definitiva fue gracias a De Luca que yo empecé a correr. Yo, ganas tenía, plata no, y un día viene y me dice si no quiero correr, que me conseguía un auto gratis, que me lo prestaban…Y finalmente era de un gran tipo, el Negro Gari  y a mis 24 años, efectivamente me dió el auto, que para mi era como una Ferrari. Anduve bien, salí segundo en la primera fecha. Fuimos luego a SADAM en Mercedes y gané. Fue mi primera victoria y la viví como si hubiera ganado en Montecarlo y bueno, después de ahi seguí con mi propio auto,  tres años más, obteniendo dos vice campeonatos”.

¿Tu actividad como piloto desde ese momento creció?

“Lo mío fue siempre bastante entrecortado,  no estuve muchos años corriendo seguido. En F. Vee corrí hasta el año 1992, me retiré y volví en el 98 con el proyecto del Monza para la novel categoria Turismo Libre. Andábamos bien, pero los brasileños nos mataban…después nos dimos cuenta que el tema eran las gomas, Nosotros corríamos con cualquier “fleco”  y ellos venían con neumáticos de semi-carrera y el resultado era una diferencia abismal.. En definitiva, luego,  cuando los astros se alinearon y tuvimos un auto como la gente,  ahí pudimos ganar y de hecho salí Campeón en el año 2000 y seguí un año más, hasta que la situación del país se complicó y no se podía bancar el correr”.

¿En tu ámbito personal, que hacías?

“Trabajaba. Fuí vendedor con un cuñado mío que tenía un negocio de mangueras, correas, cadenas y bueno,  yo salía a la calle a vender, y después en el año 90 fue cuando me instalé con un taller, así empezó Zenex”.

¿Como eras en los estudios?

“Primero terminé la Secundaria y los estudios de inglés, cumpliendo con lo que yo sentía era mi obligación y luego hice hasta segundo año de Administración de Empresas. Si bien me dió una base teórica, yo ya trabajaba y realmente me aburrían mucho las clases, así que directamente no la terminé. Yo ya venía trabajando desde los 17 años, y bueno era otra época. Hoy precisás prepararte, pero en aquellos días era otra la dinámica y el hecho de estar en la calle, las ventas…en fin, sentí que lo del estudio no era para mí en esos momentos”.

¿Que decían en tu casa sobre que comenzaras a correr en autos?

“A decir verdad, en casa, nunca me fomentaron correr en auto, como que nadie me empujó. Cuando de chico le decía a mi padre que yo quería correr en kart la contestación de mi viejo era “vos no tenés físico para el karting”. Que seguramente era así, yo siempre fuí grandote, alto..Pero tiempo después,  al involucrarme con la F Vee y el Turismo Libre, allí apareció mi viejo como un aliado de fierro. A tal punto de que si no hubiera sido por él yo no habría corrido tanto ni habría obtenido los resultados que obtuve. A el le encantaba toda la parte de preparación, la de mecánica y yo siempre tuve un auto que iba bien..”

 

¿De los autos con los que competiste, cual fue el mejor?

“En pista, yo te diría que el Monza, porque nunca corrí en estos monstruos del Superturismo que deben ser muy lindos de manejar. Corrí sí en el Superturismo, antes de los motores Cosworth, como pareja de Daniel Ferra,  y ganamos tres veces las “2 Horas” y si bien era lindo de manejar el Clio, yo prefería al Monza que te daba otras sensaciones. De cualquier forma, por lejos, el auto que mas me ha impresionado es el Mitsubishi de Rally”.

¿Cuando nació tu afición por el Rally?

“Siempre me gustó,  iba mucho a los tramos. Años y años viajando a Córdoba por el Rally del Mundial. Lo que a mi me sucedía respecto al Rally es que no creía que fuera capaz de andar como se tiene que andar. Me daba algo de aprensión suponerme andando rápido,  en una superficie con tan poco grip. Y como por mi personalidad yo no me iba a subir a un auto para pasear…. Recién noté que yo podía andar fue cuando corrí el Dakar con mi hermano, pues en las etapas que eran con caminos mas parecidos a los de un Rally anduvimos bárbaro. Hubo una etapa en la que clasificamos treinta y pico en la general. Y bueno, al volver, mas que nada por insistencia de un amigo, que nos había acompañado al Dakar, Ramiro Rodríguez. le terminé diciendo, dále, conseguí un auto y corremos..Así empecé en el Rally”.

 

¿Y la aventura del Dakar?

“Si bien no había corrido nunca en arena, lo de las dunas siempre me gustó y andaba por ellas en el Este, hacía travesías, me enterré varias veces hasta la médula, siempre me gustó. Bueno, todo lo que era relacionado a gastar nafta me gustaba. La idea surgió en una Convención de KIA en Santiago de Chile y en un costado apareció una Sorento preparada para un Rally Raid. Me cuentan que la habían armado para el Rally Patagonia-Atacama del año anterior, que la iban a correr dos mujeres pero luego no se dió… Y se me ocurrió preguntarles que planes tenían para con la camioneta. Me contestaron que nada, y ahí mismo les dije dénmela que la corro. Y así surgió y me la dieron para correr el “Por las Pampas”, de Bariloche hasta Iquique, como unos 6.000 kilómetros.  Nos juntamos con mi hermano Fernando que aprendió increíblemente bien y muy rápido sobre lo que es navegación, que no es nada fácil, y participamos. Sufriendo,  con mil problemas y así nos desayunamos de lo que en verdad era un Rally Raid” .

¿Recordás en particular algún momento muy difícil de los que pasaron en ese debut?

“Sí, cuando se nos hizo la noche en la precordillera y nos quedamos. No había alcance para el celular y no teniamos teléfono satelital y lo peor es que intuíamos que estábamos fuera del trillo de carrera. Y nadie pasaba. A las horas apareció un lugareño, “El Loco” Tony,  que nos dió cobijo en su casa, muy humilde y de ahí pudimos hacer contacto con la asistencia nuestra que nos vino a buscar a las 12 de la noche. Salimos de tiro, yo que sé,  como mil kilómetros, una locura, pero llegamos para reparar y largar al otro día. En ese tipo de carreras te pasan mil cosas, pero el orgullo, el instinto de superación te hacen seguir y seguir. Mil veces me pregunté que estoy haciendo acá,  pero enseguida te viene el otro pensamiento, el de yo no puedo aflojar…Me acuerdo de una etapa en el Dakar en la que nos habíamos bajado de la camioneta, por un motivo u otro, unas treinta veces y yo me repetía no puedo mas…no puedo más y le dije a Fernando, perdonáme pero si pinchamos yo abandono. Y pinchamos nomás, y nos bajamos, y la cambiamos y seguimos. Recuerdo que llegamos como a las 4 de la mañana. El camión rastrillo nos alcanzó y nos preguntó si queríamos entregar el carnet y abandonar, pero le dijimos que no y seguimos. Debe ser de vasco, nomás”.

¿Que te quedó como conclusión tras la primera participación en el Dakar?

“Era una utopía pensar que podiamos correr. El Dakar está hecho para grandes estructuras que te venden todo el servicio, desde el alquiler del auto hasta la asistencia en el camino y en el campamento. Nosotros ibamos con un camioncito, no dormíamos, pues de día corríamos y de noche arreglábamos la camioneta…. Además se necesita correr con un vehículo  con potencia, y nosotros teniamos 170 caballos con 2.500 kilos que pesaba la camioneta. Era una locura. Pero su lado bueno, la gente que conoces y los lugares que pudimos ver que si no es así no llegás a admirar nunca en tu vida…”

Pasada la primera participación, ¿para encarar la segunda KIA se interesó en Uds.? Les dió algún apoyo específico?

“No, lamentablemente nunca tuvimos apoyo de KIA fábrica, sí de KIA Argentina que nos dió una gran mano. Para la segunda experiencia en el Dakar le hicimos algunos trabajos a la camioneta, mas que nada en refrigeración, también en la electrónica pues la Sorento mantenía mucho de original,  o sea que no estaba hecha para esos castigos. Por cualquier cosa se ponía en “Safe” y no podías andar. Por ello, los problemas que tuvimos en la primera no los tuvimos en la segunda.  En esta abandonamos cuando se nos quedó en tracción simple. Desarmamos todo lo desarmable y estaba todo bien, por lo que pensamos que era el diferencial y eso no lo podíamos arreglar así nomás, no teniamos repuesto. Cuando horas despues, luego de abandonar,  nos llevan a la asistencia, le enchufan la computadora a la camioneta, aparecen un montón de fallas, las borran y quedó andando. La bronca que teníamos.  Había sido un problema electrónico que con un simple reseteo alcanzaba”.

Luego vino la etapa de correr en tierra, aquí….

“Al regreso, viendo un rally junto a Ramiro Rodríguez el me insistía con que yo tenía que correr un Rally. Al final le dije, bueno dále, conseguíte un auto y corremos el Atlántico. A la semana me llama y me dice tengo un 206 que resultó ser de Ronny Wolloch. Lo fuimos a probar, yo no tenía referencias, lo emprolijamos y participamos y si bien el auto no tuvo problemas, se arrastraba, dimos la vuelta y creo que salimos quintos en la categoría. Pero me quedó la gran duda de que si así era andar en Rally, ya no me gustaba tanto. El auto era sumamente inestable, ni en recta iba derecho. Ronny luego me invitó a probar el auto de él,  un Peugeot 306, 16 válvulas, dos litros, divino auto y mas pura sangre y ahi me gustó, eso era otra cosa. Charla va, charla viene y me voy a conversar con un conocido mío, que luego se transformó en un gran amigo y mi copiloto, que es Eduardo Von Gerngross, le comenté que tenía una opción entre comprar para correr el Peugeot 306 o un Honda Civic, y me recomendó éste último. Me dijo que el me lo armaba y luego en el interín de esos meses de armado le pregunté si no se animaba a ser mi copiloto, me dijo que sí, y corrimos juntos todo el 2013. Lo disfruté mucho  pesar de que nos pegamos una piña grande en el Atlántico en la cual Eduardo se lastimó la espalda.  El tiempo de recuperación lo dejaba fuera de acción y yo quería seguir corriendo. Y fue charlando con Eduardo que nos surge el decirle a Federico, mi hijo. Obviamente que le encantó. Tenía 19 años, y nos fue muy bien, terminamos saliendo Campeones de la categoría, con un entendimiento total a tal punto de que cuando Eduardo estuvo en condiciones de volver -con una grandeza admirable-,  el mismo me dijo que siguiera con Federico”.

¿Como fue la transición de Von Gerngross a Fedeerico, tu hijo, como copiloto?

“la hoja siempre la seguimos haciendo con Eduardo. No sé, por cábala y costumbre quedó que el “Flaco” siempre nos acompaña a escribirla. En cuanto a Fede salvo los nervios de la primer PC, en un año sólo cometió un error entregando adelantado el carnet en un parque de servicio, nos penalizaron con un minuto. Luego jamás hubo un problema con la lectura de la hoja, y no es fácil, venís muy rápido, hay un montón de situaciones.Corriendo no hay padre e hijo, es piloto y copiloto”.

¿Con tu hijo todo bien, y tu mujer que dijo?

“Cuando le preguntamos a mi mujer que pensaba de la posibilidad de que corriéramos padre e hijo juntos,  ella dijo …que me están pidiendo si ya decidieron todo.!! La que mas lo sufre es mi hija, pero bueno, se ha ido acostumbrando. Yo no manejo a un nivel de riesgo total siempre. Tuvimos accidentes sí, pero no los hemos ido fomentando”

¿En todos estos años alguien te dejó alguna enseñanza especial?

“Uhhhh, muchos, yo aprendí observando y en Rally especialmente, conversando con amigos como Martín Cánepa, como “Perolo” Pereira, pero tengo un recuerdo grabado y fue cuando en el 2017 yo peleaba el Campeonato. El auto era bueno, pero de todas maneras Tati Cigliutti y Guzmán Rivero, que eran mis rivales mas directos, en condiciones iguales, me ganaban y no había caso, yo no me podía arrimar a ellos. Podía ser un problema de pilotaje, claro, pero yo quería descartar que no fuera un tema de puesta a punto del auto. Por eso le pedí a Gustavo (por Trelles) que diera una vuelta a ver como lo sentía. Me senté en la butaca derecha, cosa de la que no me olvidaré nunca en mi vida, pues yo de afuera lo percibía como tranquilo al volante, pero cuando lo ví desde adentro era como Terminator. La sensibilidad que tuvo y obviamente tiene  para darse cuenta de que es lo que tiene que tocarse para que el auto mejore, la comprobé en lo que a partir de sus palabras, mi auto mejoró, doblaba notoriamente mas rápido y a esas conclusiones no podría nunca haber llegado yo sólo”.

¿Cual fue tu mejor Rally?

“Creo que mi mejor Rally fue este último que corrimos, el de Punta del Este.  Te iba a decir el de 2017 cuando terminamos ganando el Campeonato, pero no… fue éste último. Yo largué sin presión de nada, luego de meses de no correr, largué para divertirme, para pasar un buen rato, y sin embargo ya en el primer prime metimos un tiempazo y sin buscarlo estuvimos siempre en los tiempos de arriba”.

Pese a esa muy buena actuación ya empezaste a decir que te ibas a retirar….

“Para el nivel de entrenamiento que traíamos, que era nulo pues hacia casi dos años que no corríamos, habia momentos que yo notaba que iba al 100% de mis posibilidades y después analizándolo fríamente con la almohada,  me puse a pensar que no podía hacer eso. Ya no podía darme un palo, tengo 55 años, tengo muchas responsabilidades. Y esto lo fui razonando, justo tuve un viaje a Japón, y lo pensé bien y concluí que no está en mi el andar a un ritmo  mas tranquilo. Yo me conozco. Eso sumado a otras cosas, otras propuestas que tiene Federico que no asumiría si yo siguiera aunque sea esporádicamente, porque el querría correr conmigo…en fin, sumados un montón de factores me llevaron a la decisión de colgar el casco después del Rally del Atlántico”

Vas a seguir vinculado al automovilismo.

“En realidad yo me retiré varias veces, pero después volví, pero nunca lo hice queriendo retirarme y ahora sí. No es que yo no pueda vivir sin correr, no. Esta decisión me provoca un cacho de angustia, pues no correré un Campeonato.  Capaz que un día hago algo, pero sin mucho compromiso, incluso Trelles me habló del Rallycross, pero estar sí voy a estar, por ahora esperando que Fede en algún momento canalice esas ganas que tiene en un proyecto. El se probó tres fechas en Superescarabajos el año pasado y aceleró, anduvo en pelotón, pero ligó mal pues las tres fueron con lluvia y todo es muy complicado. En una llegó y en dos quedó enterrado. Creo que va a probar de nuevo, pues no anduvo mal, va para adelante..

Y así va corriendo la cuenta regresiva hacia el próximo fin de semana cuando Guillermo “colgará el casco”:

“Es que estoy 100% dedicado a la empresa, Mazda, Fiat, KIA, Repsol, Mazda en Paraguay, el negocio de las motos Bajaj que si bien en el día a día se ocupa mi hermano, en las decisiones también hay que estar. Además, Yamaha Marine y otro proyecto grande en curso. Estos días de preparación y el “Atlántico” en sí los voy a disfrutar, pero sabiendo que en mi futuro, podré estar en algo ocasional, o ayudando en lo que me pidan desde cualquier ámbito del automovilismo, pero en cuanto a pilotaje, estaré por fuera”

 

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