Es un pedazo gigante del deporte motor uruguayo que ya no estará y dificilmente tenga reemplazo. Es más, no tiene reemplazo. No habrá otro Guillermo “Toto” Del Cerro subiendo una sierra cámara al hombro con 35 grados a la intemperie; no habrá otro “Toto” bajo lluvia en El Pinar apenas cubriendo su fisicucho con un chaleco de Prensa.
Lo que es más, jamás habrá otro “Toto” poniendo un ojo en la cámara y el otro guiñándole a la vida.
Se fue un compadre de las carreras, se fue un “viejito” lindo lleno de sabidurías que ahora, mirando hacia atrás, fueron todas lecciones de vida para quienes las quisieran tomar.
Ya no estará su atildada figura, ya no estará aquel fino degustador de bebidas espirituosas ni tampoco su proverbial educación y buen sentido del humor.
No habrá más capítulos de historia en cuanta rueda de prensa se armara. No habrá más libro abierto a la vida.
Solo queda agradecerle por los momentos vividos, las lecciones vividas y su espíritu indomable a prueba de nuevas generaciones.
Me queda sí, el imborrable recuerdo de un ojo en el lente y el otro guiñándole a la vida, la que bien supo vivir hasta el último de sus 85 años.
¡¡Salud Toto!! Llegó el momento del merecido descanso…
MARIO ROSA
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