Aprovechando que el equipo se encuentra en Australia, Red Bull llevó a su piloto Daniel Ricciardo a un aeropuerto militar. Allí se encontró con su colega (del aire), el teniente Michael Keightley, quienes pusieron a sus máquinas frente a frente.
Por un lado el RB10, y por el otro, un F/A 18 Hornet. No se trató de una comparación, sino de la posibilidad de intercambiar opiniones entre tecnologías y medios de vida, pues en ambos casos, el entrenamiento y la concentración son fundamentales. Además, seguramente se trate de los mejores trabajos del mundo.
“Lo más loco fue ver por el retrovisor al Hornet, pues estoy acostumbrado a ver otro Fórmula 1”, dijo Ricciardo, quien agregó que “fue muy surrealista. Sentí el poder del avión cuando me pasó, y solamente esperé que no me volara para un costado”.
Por su parte, el piloto de la Real Fuerza Aérea Australiana indicó que “fue fantástico conocer a Daniel. Fue muy interesante hablar de las sinergias entre nuestros trabajos, incluido el duro trabajo y entrenamiento que debemos tener para controlar las máquinas”.
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