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“Todos en la IndyCar hemos muerto un poco hoy.” fue la frase final de las declaraciones a la prensa de Chip Ganassi, propietario del equipo Campeón de la categoría en 2011 con Dario Franchitti. El veterano empresario despachaba rápido las preguntas en torno al tema de la velocidad que alcanzaban los monoplazas en carrera, diciendo que ya habría tiempo para eso en la post-temporada, que este no era el momento. Porque lo importante en ese momento era el fallecimiento de Dan Wheldon, quien también había sido piloto suyo, llevando nada menos que el coche Nº 10 que pilota actualmente el Campeón.
Franchitti por su parte lloraba desconsoladamente mientras se ponía su capucha para dar las 5 vueltas en homenaje de su amigo muerto en el terrible accidente del Las Vegas Motor Speedway. Su mujer, la actriz Ashley Judd, se mantenía a su lado todo lo que podía intentando apoyar a un Campeón que no tenía nada que festejar y que lamentablemente tendrá un muy mal recuerdo de su cuarto título en la categoría, el tercero consecutivo. Franchitti y Wheldon habían sido compañeros en el equipo Andretti-Green en el pasado, pero se conocían desde que el británico tenía 6 años.
Poco antes de saberse la luctuosa noticia, Ryan Briscoe, piloto de Penske que estaba por delante del grupo del accidente, comentaba que al pasar en la vuelta siguiente por la fatídica curva dos y los metros siguientes de la pista parecía haber entrado en una película de guerra estilo “Terminator” con trozos de coches por todos lados, algunos de ellos aún en llamas.
Will Power, el aspirante al título que también levantó vuelo con su coche en la fatídica carambola, fue dado de alta del hospital en la misma noche, después de haber ingresado por dolores en su espalda. Quedaban en el centro médico, en régimen de observación, la británica Pippa Mann y JR Hildebrand dos mas de los damnificados en la colisión múltiple, pero con heridas de menor consideración.
¿DE QUIÉN ES LA CULPA?
Ya se empiezan a oír o leer reacciones al lamentable suceso sufrido por toda la gran familia que es la IndyCar Series y desgraciadamente algunos vienen con la escopeta cargada apuntando a Randy Bernard y el resto de la dirección de la categoría. Creemos que no es probablemente lo que Dan Wheldon habría querido, habiendo trabajado codo a codo con ellos en los últimos meses para homologar el nuevo coche. Justamente uno de los aspectos que destacaba el fallecido eran las grandes medidas de seguridad con que contaba el nuevo chasis Dallara con un cockpit mas amplio y acolchado en los puntos críticos. ¿Le habría salvado la vida el nuevo coche? No lo sabemos a ciencia cierta, porque la fatalidad quiso que el suyo fuera en la peor posición posible contra el alambrado y además se incendiara.
Y volviendo a Randy Bernard, realmente creo que sería una gran injusticia culparlo de esta tragedia, porque el hombre lo que hizo fue intentar montar el mejor espectáculo posible para promocionar una categoría que no es precisamente la mas popular del automovilismo norteamericano e intentar abrirle un futuro mas prometedor.
¿Eran demasiados 34 autos en una pista de 1,5 millas muy exigente y veloz? Probablemente sí, sobre todo teniendo en cuenta la poca o nula experiencia de algunos pilotos en este tipo de situaciones. De todas maneras no es sólo culpa de los organizadores este tema, porque si bien hubo pilotos y equipos que expresaron sus dudas al respecto, nadie le dio un “No” rotundo al proyecto. Muchos veteranos recordaban que tampoco se trataba de la primera vez que se hacía algo parecido.
En las múltiples opiniones y declaraciones que hemos escuchado de parte de los pilotos hay un factor común: “Tenemos que cuidarnos entre nosotros”. El sentido de esta declaración es simplemente que no se puede salir a lo loco a la pista e intentar ganar una carrera de 200 vueltas en la vuelta 5. Realmente las imágenes que veíamos poco antes del accidente ponían los pelos de punta, con un pelotón de coches viajando a mas de 300 km/h en filas de a tres y de a cuatro. En esas condiciones el mas mínimo error lleva al desastre. ¿Es necesario correr así? Pues sinceramente creemos que no y en un entorno bastante pequeño de 30 personas se debería poder llegar a un acuerdo en la forma correcta de encarar las carreras en aras del bienestar de todos.
¿La Indy volverá a Las Vegas? En nuestra opinión sí, rotundamente. Es aquello de que si te caes del caballo tienes que volver a subirte lo antes posible. La pista es válida y no tiene la culpa en el accidente, ni en la muerte de Dan Wheldon. Teóricamente con los nuevos coches no debería haber tanto riesgo en un eventual accidente, aunque se espera que tengan una mayor velocidad. Si fuéramos los organizadores limitaríamos el número de participantes a 26 ó 28 como máximo y haríamos clasificar a los aspirantes a entrar en el grupo. Los mas “novatos” deberían tener una sesión extra de entrenamientos en el circuito y un briefing con presencia de todos los participantes debería hacerse de forma tal que todos sean conscientes de lo que se juegan.
Ahora lo que vuelve a estar bien claro es que el automovilismo es un deporte de riesgo y no va a dejar de serlo, porque si no es así pierde una parte importante de su esencia. Los muertos en accidente son cada vez menos afortunadamente y las medidas de seguridad mejoran día a día, tanto dentro como fuera del coche.
Ya lo apuntábamos mas arriba: una cosa que Dan Wheldon seguro no querría es que a consecuencia de su muerte se dejaran de correr carreras o que la nueva Fórmula Indy no siguiera adelante con el proyecto que él integró con tanto entusiasmo. La propuesta del Rookie del año, el canadiense James Hinchcliffe, de denominar al nuevo chasis Dallara como DW001 podría ser un gran homenaje y haría que de alguna manera cada piloto llevara a Dan como copiloto en su coche.
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DOSEFES
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