Red Bull, del descubrimiento de Mateschitz en Tailandia a vender 11.582 millones de latitas el año pasado, un imperio detrás de un equipo de Fórmula 1 que bate todos los récords

En carreras de autos, hay que tener el auto para ganar y para ello-sostenido en el tiempo, el respaldo económico necesario que posibilita la contratación de al menos un gran artífice, el diseñador, y por cierto un excelente motor.

Siete Mundiales de Pilotos, cuatro de Sebastian Vettel y tres de Max Verstappen, mas seis Mundiales de Constructores hablan por sí solos de Red Bull Racing nacido allá por 2005 cuando Dietrich Mateschitz, nacido en Sankt Marein im Mürztal, Austria y fallecido en Octubre del año pasado, colocó entre las prioridades del marketing de su marca de bebidas energéticas, a la máxima categoría.

Dietrich Mateschitz

Adquiriendo al equipo Jaguar Racing, por unos 110 millones de dólares, Red Bull “le puso alas”, tal cual su eslogan, a una estructura cuya base principal aún permanece en una de las pequeñas ciudades construídas en el condado de Buckingamshire en los sesenta: Milton Keynes, 70 kilómetros al noroeste de Londres.

Con apenas 200.000 habitantes y reconocida en el Libro Guinnes por tener el centro comercial mas largo del mundo con sus 720 metros, me sorprendió -cuando la visité acompañando a Gonchi, quien vivía a muy pocos kilómetros en Newport Pagnell- en su camino a convertirse en un polo automotriz de autos de alta gama y de competición, aunque los fanáticos de la música podrían recordarla desde antes por quien le hizo un pequeño lugarcito en el mapa, en sus comienzos: la empresa Marshall Amplification, de gran fama en la amplificación de guitarras eléctricas, combo con el que tocaron grandes como Jimi Hendrix, Iron Maiden y otros músicos contemporáneos.

Su nombre es un homenaje al famoso economista británico, devenido en Lord Keynes de Wolverton en 1951 y forma parte del llamado “Motor Valley” , Oxfordshire, uno de los 47 condados de Inglaterra, dónde en un radio de 80 kilómetros tienen su sede siete de los diez equipos de la actual F1, salvo Ferrari, mas Alpha Tauri, ambos en Italia y Alfa Romeo, con su cuartel general en Hinwil, Suiza, recuerden que antes era el Team Sauber. Hasta el germánico Mercedes AMG Petronas Motorsport reside en Brackley, el francés Alpine, en Enstone, el norteamericano Haas en Banbury, y seguimos: Aston Martin en Silverstone, Williams en Grove y Mc Laren en Woking. Todo ello crea una atmósfera tecnodeportiva con olor a velocidad en la que viven y conviven varios miles de personas, incluyendo a proveedores y a equipos de las mas disímiles categorías.

EL RESPALDO DE RED BULL

¿Como se le pudo y puede competir a gigantes como Ferrari o Mercedes Benz? Con mucho presupuesto, para empezar. Y es lo que puso desde el comienzo “Red Bull Energy Drink” que en Uruguay demoró en ingresar porque de acuerdo al MSP su cafeína y taurina estaban por encima del límite permitido. Creo se reformuló un poquito al producto para que fuera permitido y según veo en Mercado Libre una latita de 250 cl. cuesta $ 75.

El año pasado Red Bull vendió 11.582 millones de latas de su bebida energética, lo que hace de Mark Mateschitz, único hijo, de 31 años y obviamente heredero de Dietrich, por lejos el hombre mas rico de Austria ( aprox. 20.000 millones de Euros), uno de los Top 10 de Europa y con un imperio en franco ascenso, con un marketing muy dirigido a los patrocinios deportivos de especialidades que van desde la acrobacia aérea -pasamos mucho en Super Sport- al fútbol -con dos clubes en la Champions, Salzburgo y Leipzig- en fin a lo que se te ocurra. Invierte en estos patrocinios una cuarta parte de sus ingresos ( el año pasado fueron 1.640 millones de Euros) y eso es muchísimo. Y en Fórmula 1, dónde realmente oficia como dueño del equipo, lo que se necesitara hasta que la FIA implementó un tope para todos, difícil de entender, que tiende a emparejar, aunque yo lo veo que para abajo, a la categoría. Sólo veo que funcione, desde hace tiempo, en la NBA.

Entre la época de Vettel y sus cuatro títulos (2010 a 2013) al primero de los tres consecutivos de Max Verstappen (2021) el motor fue su talón de Aquiles, ante la exhuberante potencia de Mercedes, Campeón del 2014 al 2020 (Hamilton, Rosberg, Bottas y Russell). El cambio reglamentario dictaminado en 2020, mas que nada referido a la aerodinamia y un mayor compromiso de Honda, pese a que parece haber una transición hacia Ford, aparejaron otra cara para la moneda. Mercedes, y el resto fueron cruz y el equipo viene masacrando, siempre bajo la dirección de Christian Horner y con su destacadísimo Director Técnico, Adrian Newey.

La sede central de Red Bull en Fuschl am See

Desde la sede central de Red Bull, en Fuschl am See, en los Alpes Austríacos, se le sigue sacando rédito a la F1 y el año pasado el equipo ganó mas de 500 millones de dólares…Y como se ve, cuando llegaron fue para quedarse. Es que puntualmente, Red Bull encara acciones de marketing realmente deslumbrantes, como aquel “salto estratosférico” de Felix Baumgartner, en 2012, desde una cápsula a 38.000 metros de altura que fuera transmitido en directo al mundo con audiencia récord.

Red Bull continúa volando muy alto, y en la F1 es muy fácil predecir que 2024 será parecido a 2023, dónde el equipo llevó a Max al Tri, celebró su sexto título de Constructores y va en camino a ganar, como mínimo el 90% de las carreras que se disputen, ya lleva 16 Grandes Premios de 17 disputados (Carlos Sainz ganó el de Singapur con Ferrari).

A cuenta de resultar aburrido saber de antemano quien va a ganar, jamás para un fanático si sos como yo y llegaste hasta acá en esta nota, vivimos bajo el absolutismo de un equipo -y un talentosísimo piloto- que un día, de viaje, soñó un austríaco luego de beber un jugo, resultado de una fórmula concebida por el tailandés Chaleo Yoovidha. El éxito estuvo en el marketing aplicado desde 1987 a hoy, y buena parte se debe al equipo de Fórmula 1.

Nada es casualidad.

Mario Uberti